De .. nuevo

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Mila se despertó emocionada y nerviosa a la vez. Sabía que hoy comenzaría a trabajar de nuevo, pero el recuerdo de la confrontación con Alex y Bruno aún estaba fresco en su mente. Mientras se tomaba un largo baño, pensaba en cómo les había hablado el día anterior. Aunque sentía cierta vergüenza, estaba convencida de que había hecho lo correcto al defender su independencia.

Después de vestirse con el pantalón blanco y la hermosa camisa azul que le habían comprado, decidió que era hora de enfrentar el día. Bajó las escaleras y encontró a Alex y Bruno en la cocina, ambos con una taza de café en la mano. Alex llevaba un traje impecable con una corbata azul marino que resaltaba el color de sus ojos, mientras que Bruno, con una camisa blanca ligeramente desabotonada, mostraba un aspecto relajado pero atractivo. Ambos se veían sofisticados y elegantes.

—Buenos días —saludó Mila, tratando de ocultar su nerviosismo.

—Buenos días, Mila —respondieron al unísono, esbozando sonrisas.

—Quería decirles que necesito ir a mi casa a buscar algo de ropa —dijo Mila, mirando su atuendo—. Solo tengo esto.

Alex y Bruno intercambiaron una mirada cómplice antes de que Bruno hablara.

—Ya nos encargamos de eso. Mandamos a alguien temprano a tu casa para traer tu ropa. Y mientras tanto, le pedimos a la señora Clara que te comprara algunas cosas.

Mila se sintió avergonzada, pero también agradecida. —No tenían que hacer eso... —murmuró, sintiéndose un poco incómoda por tanta atención.

—Demasiado tarde, ya lo hicimos —dijo Alex con una sonrisa—. Considéralo un regalo.

Mila sonrió tímidamente y, al notar que solo estaban tomando café, se ofreció a preparar el desayuno.

—Bueno, ya que se han tomado tantas molestias por mí, lo mínimo que puedo hacer es cocinarles algo decente. ¿Qué les parece si les preparo el desayuno hoy ?

Ambos hombres aceptaron encantados, y Mila se puso manos a la obra. Mientras cocinaba, hablaban de temas triviales, dejando que la conversación fluyera de manera relajada y agradable.

Cuando terminaron de desayunar, Mila se sintió más cómoda con ellos, como si la tensión del día anterior se hubiera disipado un poco. En medio de la conversación, el teléfono de Mila sonó con un mensaje de Gregory

—Buenos días, Mila. Espero que tengas un buen día :) —decía el mensaje.

Mila no pudo evitar sonreír levemente, lo cual no pasó desapercibido para los hombres.

—¿Quién es? —preguntó Bruno, intentando sonar casual, pero con un tono que no logró ocultar del todo su incomodidad.

—Es Gregory , un amigo —respondió Mila con naturalidad mientras respondía el mensaje

Bruno hizo un leve sonido con la garganta, como si le incomodara el tema, y rápidamente dijo—: Creo que ya terminé de desayunar. Tengo mucho que hacer.

Alex y Mila lo miraron mientras se levantaba de la mesa. Alex intentó hacer el momento menos tenso.

—No te preocupes, a veces Bruno puede ser así —dijo Alex con una sonrisa comprensiva.

—Está bien —respondió Mila, aunque no podía evitar sentirse un poco desconcertada.

Antes de que pudieran seguir con la conversación, Alex le informó que Max, el guardaespaldas que la había acompañado la vez anterior, la llevaría al trabajo.

Mila pasó el día en el trabajo viendo a sus pacientes, lo cual la llenó de alegría. Sentía que finalmente estaba retomando el control de su vida. En medio del ajetreo del día, recibió un mensaje de Abby:

MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora