Comienza el juego

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Mila se encontraba en un estado entre el sueño y la vigilia, demasiado cansada para abrir los ojos, pero sintiendo una extraña incomodidad. Tenía mucho calor, y cuando intentó moverse para quitarse la cobija, su mano rozó algo duro y cálido que respiraba. Abrió los ojos de golpe, alerta, y se dio cuenta de que estaba acostada junto a Bruno. No entendía qué hacía él en la cama con ella, y bajó la mirada, aliviada al ver que todavía estaba vestida.

Sin embargo, cuando intentó alejarse un poco hacia atrás, sintió algo más detrás de ella. Al girarse, se encontró con Alex, acostado a su lado, con su pecho pegado a su espalda. Mila se quedó congelada, incapaz de comprender la situación. Al intentar levantarse, Bruno, con los ojos cerrados, la sostuvo suavemente de la mano.

—Mila, es tarde... —murmuró Bruno con una voz calmada y profunda—. Acuéstate a dormir. Mañana será un nuevo día.

Sorprendida, Mila se dejó caer de nuevo en la cama. Aunque estaba consternada por la situación y no entendía cómo había terminado durmiendo entre los dos hombres, cerró los ojos y, para su sorpresa, se durmió tranquilamente, algo que no había logrado en varias noches.

Horas después, alguien tocó levemente su mejilla. Al abrir los ojos, se encontró con Alex, que la miraba con una mezcla de dulzura y seriedad.

—Ángel, es hora de ir a casa —dijo con suavidad.

Mila se frotó los ojos para despertar por completo y se levantó lentamente de la cama. Ambos hombres la esperaban con paciencia mientras se preparaba para salir del hotel.

Una vez listos, salieron del hotel y se dirigieron a casa en silencio, el aire cargado de tensión contenida. Cuando llegaron, Bruno y Alex le sugirieron a Mila que se tomara un momento para descansar o cambiarse si planeaba ir a trabajar. Ella asintió, todavía algo confundida por lo sucedido, y se dirigió a su habitación.

Mientras tanto, en la oficina de la casa, Alex y Bruno se encontraban en una conversación intensa. Llamaron a Max para informarse sobre los resultados de la persecución de la noche anterior.

—Max, ¿encontraste algo? —preguntó Alex, su tono frío y calculador.

—Revisé las cámaras de seguridad alrededor del hotel y el restaurante pero no logré encontrar nada que indique quién estaba detrás del ataque —respondió Max, visiblemente frustrado.

En ese momento, la señora Clara entró en la oficina con una bandeja de correos. —Disculpen, caballeros. Les llegó esto hoy —dijo, dejando los sobres sobre la mesa.

Alex echó un vistazo al correo y su atención se centró en un sobre que decía "Corte de Justicia". Al abrirlo y leer su contenido, su expresión cambió a una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Bruno, ven aquí. Tienes que ver esto —dijo Alex, pasándole la carta.

Bruno la tomó y, al leerla, su rostro se endureció. La carta informaba que tendría que presentarse en la corte en tres meses para una evaluación sobre su reintegración en la sociedad, específicamente mencionando las terapias psicológicas con Mila como parte de su rehabilitación.

—Se suponía que la firma de Mila era suficiente —dijo Bruno, apretando los dientes—. Ahora tendrá que testificar... y si descubre que la hemos estado utilizando, no lo va a permitir para ella la confianza es lo primero ,

—Esto complica todo —dijo Alex, su voz llena de frustración—. Marcus debe haber planeado todo, esto no puede ser una simple coincidencia .

Bruno, lleno de rabia, arrojó la carta al suelo y comenzó a tirar todo lo que encontraba a su alrededor. Justo en ese momento, Mila bajaba las escaleras, escuchando el ruido. Se detuvo frente a la puerta de la oficina, dudando si debía entrar. Max, que estaba en la puerta, intentó calmar a Bruno mientras Alex salía de la oficina para encontrarse con Mila.

—¿Todo está bien? —preguntó Mila, notando la tensión en el aire.

—Sí, todo está bien —respondió Alex, tratando de mantener la calma—. Lo de anoche... no debió haber pasado.

Mila abrió los ojos, pensando que se refería a la situación en la cama, pero Alex rápidamente aclaró—: Me refiero a la persecución.

—Oh, claro... —dijo Mila, sintiendo un alivio que no podía explicar—. Estoy lista para ir al trabajo.

—Max te llevará. Cuídate —dijo Alex, mirándola con una mezcla de preocupación y algo más que no pudo identificar.

Antes de irse, Mila se acercó a Alex y, en un impulso, le dio un beso en la mejilla.

—Gracias por todo —dijo antes de alejarse.

Alex se quedó en silencio, sorprendido por el gesto, mientras observaba cómo Mila se alejaba. Solo después de unos segundos, reaccionó, aún sintiendo la calidez del beso en su mejilla.

Dentro de la oficina, Bruno, aún agitado, recogió la carta del suelo y miró a Alex—: Esto es un desastre.

—Lo sé. Tenemos que encontrar una solución antes de que esto se salga de control —respondió Alex, frotándose las sienes.

Justo en ese momento, el teléfono de Bruno sonó.

—Bruno, querido amigo. ¿Cómo te encuentras? —dijo la voz burlona de Marcus al otro lado de la línea.

—¿Qué quieres, maldito? —respondió Bruno con rabia contenida.

—Me he enterado de que has estado buscando información sobre mí. ¿Pensabas, de verdad, que me quedaría tranquilo mientras tú y tu amigos jugaban a los detectives ? —la voz de Marcus era calmada, pero con un tono de amenaza latente.

—Esto no ha terminado, pedazo de mierda . No descansaré hasta recuperarlo todo y verte hundido en la mierda que perteneces

—Trátame con respeto, Bruno, o prefieres pasar otro susto como el de anoche. O quizás prefieres que la doctora que te acompaña sufra las consecuencias. No creo que ella sepa que están utilizando su firma para falsificar documentos, ¿o me equivoco?

Bruno apretó el teléfono con fuerza, su mente trabajando frenéticamente en cómo responder sin mostrar debilidad.

—Esto no es un juego, Marcus. Estás jugando con fuego.

—Oh, Bruno. El juego apenas ha comenzado —dijo Marcus — y te aseguro que de nuevo ganaré — comentó antes de colgar, dejando a Bruno con el teléfono en la mano y una sensación de impotencia y furia hirviendo en su interior.

Alex, que había escuchado la conversación, miró a Bruno con una mezcla de rabia y determinación. Sabían que las cosas estaban a punto de complicarse aún más.

— Que vamos hacer ahora - comentó Alex

Bruno suspiró y miró a Alex directamente — el plan no a cambiando , destruiremos a ese imbecil cueste lo que cueste

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Hola a todos, cómo están
Quería saber que opinan hasta ahora de todo lo que han leído   , me da curiosidad sus opiniones

MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora