Una toalla un poco corta

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Después de todo el drama matutino, Mila decidió tomarse un momento para despejar su mente. Salió al jardín de la casa, respirando el aire fresco de la mañana. El lugar era tranquilo, con una sensación de paz que contrastaba fuertemente con la tensión que había sentido en los últimos días. Se sentó en un banco y dejó que el sol calentara su piel, tratando de relajarse.

Mientras tanto, en la oficina de la casa, Bruno y Alex seguían discutiendo estrategias y planes. Estaban decididos a encontrar una solución a la amenaza de Marcus Draven y recuperar su empresa.

—Necesitamos encontrar una forma de detener a Marcus antes de que cause más daño —dijo Alex, mirando a Bruno con determinación.

—Lo sé —respondió Bruno, frunciendo el ceño—. Pero cada paso que damos parece llevarnos a un callejón sin salida. Marcus ha sido muy cuidadoso en cubrir sus huellas.

Alex asintió, sintiendo la misma frustración. —Tenemos que seguir buscando. No podemos rendirnos ahora.

Bruno se quedó en silencio por un momento, pensando en todo lo que había sucedido. —¿Y qué hay de Mila? —preguntó finalmente—. ¿Cómo vamos a asegurarnos de que esté a salvo?

Alex suspiró. —Lo mejor que podemos hacer es mantenerla aquí y asegurarnos de que tenga la protección necesaria. Pero también necesitamos ser honestos con ella. No podemos seguir tomándo decisiones sin su consentimiento o se largará y quien sabe que pueda sucederle

Bruno asintió, sabiendo que Alex tenía razón. —Sí, tienes razón. Ella merece saber lo que está pasando y tener voz en esto.

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Mientras tanto, Mila estaba perdida en sus pensamientos, disfrutando del silencio que la rodeaba cuando escuchó pasos detrás de ella. Se giró y vio a Bruno acercándose.

—¿Te importa si me siento? —preguntó Bruno, señalando el banco junto a ella.

—No, claro que no —respondió Mila, haciendo espacio para él.

Bruno se sentó y ambos quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad del jardín.

—Siento mucho lo de esta mañana —dijo finalmente Bruno—. No era nuestra intención tomar decisiones por ti. Solo queríamos protegerte.

—Lo entiendo, Bruno —respondió Mila, mirando al suelo—. Pero también necesito sentir que tengo algo de control sobre mi vida. No puedo quedarme aquí sin hacer nada mientras todo esto sucede y ustedes se toman atribuciones de mi vida sin tan si quiera preguntarme , que sentirías tú si fuera al revés ? - Ella lo mira a los ojos pero no lo deja responder porque sabe muy bien que diría - te sentirías frustrado de no tener el control de tu vida , - Mila gira su cabeza para ya no verle y suelta un gran suspiro - solo piensa en eso la siguiente vez , de acuerdo ?

Bruno asintió, comprendiendo su punto de vista. —Tienes razón. Prometo que seremos más abiertos contigo a partir de ahora.

Mila le dedicó una pequeña sonrisa, agradecida por su comprensión. —Gracias, Bruno. Eso significa mucho para mí.

Se quedaron en silencio por unos momentos más, simplemente disfrutando de la compañía del otro. A pesar de todo el caos y la incertidumbre, había una pequeña chispa de esperanza en el aire.

Finalmente, Bruno se levantó. —Debo volver a la oficina. Alex y yo tenemos mucho que hacer. ¿Te gustaría unirte a nosotros más tarde? Podríamos ponerte al tanto de todo.

Mila asintió, sintiendo que finalmente estaba siendo incluida. —Sí, me gustaría eso.

Bruno le dedicó una última sonrisa antes de volver a la casa. Mila se quedó en el jardín un rato más, sintiendo que, aunque las cosas eran complicadas, finalmente estaba en un lugar donde podía comenzar a recuperar el control de su vida.

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Después de esta conversación, Mila decidió explorar un poco la casa. Encontró cinco habitaciones y tres baños distribuidos por la casa, sin querer entrar en las habitaciones privadas de Bruno y Alex. También descubrió un hermoso jardín, donde pasó parte de la tarde disfrutando del entorno.

Mientras tanto, Bruno y Alex seguían trabajando en la oficina. Habían recibido información nueva que podría ayudarles en su lucha contra Marcus Draven. La frustración y la tensión eran palpables, pero ambos sabían que no podían rendirse.

Habian encontraron un documento crucial que implicaba a Marcus en actividades ilegales, como la destrucción de pequeñas empresas, despidos masivos, lavado de dinero y incluso sospechas de un asesinato. Sabían que esta información podría ser la clave para detenerlo.

Mila había decidió darse un baño largo. El baño era hermoso, con azulejos de mármol y una bañera grande que la invitaba a pasar horas en ella . Mientras se secaba con la toalla después de un muy relajante baño y se cubría con ella, notó que no la tapaba por completo ya que dejaba unas de sus piernas a medio cubrír y al hacer presión con sus manos levantaba más sus pechos. Al verse en el espejo del baño notó que pesar de sus inseguridades, se sentía agradecida por el apoyo de Abby y por tener un cuerpo saludable

Estudió psicología para ayudar a los demás por cómo no la pudieron ayudar a ella pero aveces se sentía hipócrita con la gente que ayuda , ya que esos defecto y esas inseguridades que ellos creían tener , ella les demostraba que no eran cierto que todo el mundo es imperfectamente perfecto pero cuando se refería a ella misma era otra historia .Al salir del baño mientras pensaba en todo eso no se dio cuenta que Alex estaba en el cuarto dejando una muda de ropa sobre la cama , lo que la sorprendió y la hizo gritar.

—Me asustaste —dijo ella, intentando cubrirse mejor con la toalla.

—Lo siento, solo quería decirte que te traje algo de ropa de mi cuarto para que estés más cómoda —dijo Alex, notando cómo la miraba con cierto interés o eso le pasó por un segundo por la cabeza

Antes de que pudiera responder, Bruno entró en la habitación, preocupado por el grito.

—¿Qué pasó? ¿Por qué gritabas, Mila? —preguntó Bruno, Mirando primero a Alex para después clavar su ojos en el cuerpo medio mojado que tenía delante de él que solo era tapado por una simple toalla de baño y que dejaba a la vista una pierna descubierta que te invitaba a ver más

—Pueden... ¿pueden salir del cuarto, por favor? —pidió Mila, roja de vergüenza.

Ambos hombres reaccionaron para luego  disculparse y salir del cuarto ,dejándola vestirse con la ropa que Alex había traído: una camisa que le llegaba hasta los muslos y unos pantalones deportivos.

Pasaron las horas y Mila no había salido del cuarto por la vergüenza que había pasado con ambos caballeros pero cuando comenzó a tener hambre nuevamente decidió bajar a la cocina y preparar una cena sencilla pero deliciosa, ya había cocinado temprano supuso que no se molestarían si lo volviera a hacer

Mientras cocinaba, pensaba en cómo su vida había cambiado en tan poco tiempo y cómo, a pesar de todo, estaba agradecida por tener a personas que se preocupaban por ella como Abby , sus amigos del trabajo a quien no les había escrito y a esos dos caballeros que llegaron para mover su vida

Con valentía y tratando de olvidar lo que pasó decidió ir a buscar a Bruno y Alex para cenar, se había tardado un poco en encontrarlos ya que  se encontraban en sus cuarto y ambos le habían dicho que les diera un momento , a lo que para Mila fue raro ya que ambos le habían pedido tiempo pero aceptó esperando abajo en la sala para ir a come juntos y disfrutar de una comida tranquila. Aunque las tensiones y los problemas seguían presentes, en ese momento, se permitieron disfrutar de la compañía y la comida, sintiendo un poco de normalidad en medio de todo lo que estaba ocurriendo

MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora