Dia decisivo

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Los días pasaron con una mezcla de tensión y esperanza. Mila se enfocó en su trabajo, pero siempre tenía en mente la próxima cita de Bruno para su libertad condicional. Aunque se había preparado meticulosamente, no podía evitar sentirse nerviosa.

Finalmente, el día llegó. Mila se despertó temprano, revisando una vez más los documentos que había preparado y recordando las conversaciones que había tenido con Bruno y Alex. Sabía que este día podría cambiarlo todo, solo solo dependía el futuro de bruno si no el de ella que ponia en juego su vida , su carrera pero esto es lo que siempre había querido ayudar a las personas

**En la cárcel:**

Mila llegó a la cárcel y, después de pasar por los procedimientos de seguridad habituales, se dirigió a la sala de reuniones donde se llevaría a cabo la audiencia. Allí estaba Bruno, con un traje sencillo pero elegante que Alex le había enviado especialmente para la ocasión. Al verla entrar, Bruno le dirigió una mirada llena de confianza y gratitud.

—Mila, gracias por estar aquí —dijo Bruno en voz baja mientras se acercaba a ella.

—Es lo menos que puedo hacer. Estoy aquí para apoyarte y para asegurarme de que todo salga bien —respondió Mila con una sonrisa tranquilizadora.

La audiencia comenzó poco después. El juez, un hombre de mediana edad con expresión severa, se sentó en el estrado y comenzó a revisar los documentos presentados. Los abogados de ambos lados expusieron sus argumentos, pero todos los ojos estaban puestos en Mila cuando fue llamada a testificar.

Se levantó y caminó hacia el estrado, sintiendo la mirada de todos los presentes. Sabía que sus palabras podían hacer la diferencia entre la libertad y la prisión para Bruno.

—Doctora Coubrer, ¿puede decirnos por qué cree que el señor Santorini está listo para ser liberado condicionalmente? —preguntó el juez.

Mila respiró hondo y comenzó a hablar, su voz firme y clara.

—Su señoría, he trabajado con el señor Santorini durante varios meses y puedo decir con total convicción que es un hombre que ha demostrado un cambio significativo en su comportamiento y actitud. Ha participado activamente en todas las sesiones de terapia, mostrando arrepentimiento genuino por cualquier error pasado y un fuerte deseo de reintegrarse a la sociedad de manera positiva —dijo Mila, mirando al juez a los ojos.

Continuó describiendo cómo Bruno había ayudado a otros internos y cómo había demostrado liderazgo y responsabilidad. También mencionó el incidente en el que Bruno la había protegido, aunque sin entrar en detalles que pudieran perjudicar su caso.

—En mi opinión profesional, el señor Santorini es una persona que merece una segunda oportunidad. Creo firmemente que puede ser un miembro valioso de la sociedad y que está dispuesto a cumplir con todas las condiciones de su libertad condicional —concluyó Mila, sintiendo una oleada de alivio al terminar.

El juez la observó por un momento antes de agradecerle y pedirle que tomara asiento. Hubo un silencio tenso en la sala mientras el juez revisaba sus notas y deliberaba.

Finalmente, el juez habló.

—Después de considerar todos los testimonios y la evidencia presentada, este tribunal concede la libertad condicional al señor Bruno Santorini, bajo la condición de que cumpla con todas las normas establecidas y se reporte regularmente a su oficial de libertad condicional —anunció el juez.

La sala estalló en murmullos, pero todo lo que Mila pudo escuchar fue el sonido de su propio corazón latiendo con fuerza. Miró a Bruno, quien la observaba con una mezcla de incredulidad y gratitud.

**Fuera de la sala:**

Después de la audiencia, Mila y Bruno se encontraron fuera de la sala. Bruno se acercó a ella y, sin decir una palabra, la abrazó fuertemente.

—Gracias, Mila. No sé cómo podré devolverte esto —dijo Bruno con voz emocionada.

—No tienes que devolverme nada. Solo asegúrate de hacer las cosas bien a partir de ahora —respondió Mila, sonriendo mientras lo abrazaba de vuelta.

En ese momento, Alex apareció, habiendo esperado nerviosamente fuera de la sala durante la audiencia. Al ver a Bruno libre, su rostro se iluminó y se unió al abrazo grupal.

—Lo logramos —dijo Alex con una sonrisa.

Mientras se separaban, Bruno miró a Mila con seriedad y ya no con la misma emocion que al principio

—Gracias por todo, Mila. Has hecho más de lo que podríamos haber pedido —dijo Bruno, manteniendo su tono serio pero agradecido.

Alex asintió, mirándola con gratitud.

—Te estaremos eternamente agradecidos. Sabemos que esto ha sido mucho para ti —agregó Alex.

Mila sintió una mezcla de alivio y tristeza. Había hecho todo lo que podía para ayudarlos, y aunque estaba contenta de que Bruno estuviera libre, no podía evitar sentir una punzada de tristeza al pensar en despedirse de ellos.

—Supongo que este es un adiós, entonces —dijo Mila, tratando de mantener una sonrisa.

—Por ahora, sí. Pero no olvides que siempre puedes contar con nosotros —respondió Alex, dándole un último abrazo.

Bruno asintió, dándole una última mirada agradecida antes de seguir a Alex fuera de la cárcel.

Mila se quedó en la entrada de la cárcel, observando cómo se alejaban. Aunque se sentía triste por la despedida, sabía que había hecho lo correcto. Y con esa certeza, decidió que era hora de enfocarse en su propia vida y seguir adelante, sabiendo que había hecho una diferencia significativa en la vida de alguien más.

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MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora