Jinetes y Dragones ¹ (MINSUNG)

RECUERDOS DE UN NIÑO

20

Isolde cerró las puertas de la habitación con un firme clic, asegurándose de que estuvieran bien cerradas. Akira y Azuk yacían sentados alrededor de una mesa, sus miradas fijas en el gran mapa que tenían enfrente, cubierto de anotaciones y marcas estratégicas.

Azuk levantó la vista y la dirigió hacia Isolde, su expresión grave y cargada de preocupación.

—¿Nadie te siguió? —preguntó, su voz un susurro tenso.

Isolde negó con la cabeza, asegurándose de que su voz también fuera baja y controlada.

—No, me aseguré de que nadie me siguiera. Ahora, puedes decirme por qué necesitaban verme con tanta urgencia.

Un silencio pesado reinó en la habitación, cargado de una anticipación que parecía estirarse interminablemente. Azuk soltó un suspiro profundo, como si estuviera cargando con el peso de un gran secreto.

—Ha llegado la hora —soltó finalmente, sus palabras llenas de significado.

Isolde frunció el ceño, la confusión evidente en su rostro.

—¿Qué? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Azuk tragó saliva, sus ojos encontrando los de Isolde con una intensidad que hizo que el corazón de ella latiera más rápido.

—El príncipe... el príncipe ha vuelto. El legítimo heredero.

Isolde sintió que su mundo se tambaleaba, el impacto de las palabras de Azuk resonando en su mente. Se acercó a la mesa, apoyando las manos sobre el mapa para estabilizarse mientras procesaba la noticia.

—¿Estás seguro? —preguntó finalmente, su voz temblando con una mezcla de incredulidad y esperanza.

Akira, que había permanecido en silencio hasta entonces, asintió con la cabeza.

—Sí, estamos seguros. Todas las señales lo confirman. El príncipe Jisung es el legítimo heredero.

—¿Jisung? ¿Han Jisung del Clan de los Osos? —preguntó Isolde, y ambos generales asintieron—. Por eso en mis sueños vi un oso sentado en el trono de las plumas de Cuervo Blanco —reflexionó—. ¿Él sabe de la profecía?

—No del todo, solo... le conté una pequeña parte de ella —admitió Azuk con pesar.

Isolde lo miró con dureza, sus ojos llenos de preocupación.

—Azuk, sabes que ese chico deberá perder lo que más ama para convertirse en Rey. Solo así podrá activar al máximo su poder.

—Lo sé, pero no tuve el corazón para decirle eso. Ya perdió a su amiga, no puedo decirle que lo que le espera es mucho peor... Además, no solo te llamé para decirte lo de Jisung. Tú... eres un soñador, sé que sabes cuándo será el día. Solo necesito saber cuánto tiempo tenemos para prepararlo.

Isolde cerró los ojos, conectándose con las visiones que a menudo la visitaban en sus sueños. Cuando habló, su voz era casi un susurro, llena de una sabiduría antigua.

—Nueve eclipses faltarán, y la sombra de la muerte rozará el corazón de la Reina. Cuando el noveno eclipse tiña el cielo y el príncipe Haerry se corone como rey en la temporada de tormentas, las primeras dos gotas de sangre que caigan serán el preludio de la conquista del Rey Dragon. Así se cumplirá el destino.