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Miré mi celular por sexta vez, la duda de si debía llamar a Manuel seguía presente en mi cabeza

—¿No quieres salir a dar una vuelta?.— cuestionó Beto sacándome de mis pensamientos

Claro que quería recorrer este lugar acompañada de mi novio, pero mi cabeza seguía siendo un mar de dudas

—¿Y Chucho?.— cuestioné notando que el mencionado no había vuelto

—Si tuviera problemas ya te habría llamado.— me quiso tranquilizar, pero realmente empezaba a preocuparme por aquel chico, ¿y si se había perdido? —Bueno, quizás te mentí un poco, no lo mandé por comida.—

—¿Entonces?.— cuestioné con duda

—Es nuestro primer viaje juntos, no quería tenerlo como chicle.— avisó —Le dije que fuera a buscar un hotel para que se quedara y que fuera a recorrer la ciudad, quería tener privacidad, al menos por hoy.—

—A decir verdad estuvo muy bien eso.— sonreí —Así también le damos un descanso de todo el asunto del vuelo, quizás le cayó de peso.—

Asintió y tomó mi mano, pude percibir que él también se veía agotado por el vuelo, pero aun así quería salir conmigo, sin duda eso me ponía feliz

—¿Entonces quieres salir conmigo?.— pidió de nuevo

—Parece que me estás invitando a salir.— me burlé

—Pues es justo lo que estoy haciendo.— empezó a reír —Te estoy invitando a salir pero a salir a la calle.—

Reí también aunque tenía todo el misterio de Manu enredando mi mente, sabía que mi novio me había dicho que me ayudaría a encargarnos de eso, pero me ponía muy nerviosa no tener respuestas

—¿A dónde iríamos?.— cuestioné

—No tengo idea.— respondió —Vayamos a conocer el lugar, caminando seguro encontramos algo estúpidamente increíble.—

Al parecer él tenía fé de lo que pudiéramos encontrar, yo solía ser más de planear las cosas con anticipación, pero cuando estaba con Roberto amaba improvisar

—Vámonos entonces.— accedí

Me arreglé un poco y recogimos algunas cosas antes de salir. Cuando estuvimos fuera del edificio sentí como Roberto tomó mi mano y empezamos a caminar sin un rumbo fijo

Mientras pasábamos entre bastantes personas pude percibir que la mayoría parecía no reconocernos, éramos dos simples personas caminando como cualquier otra

—¿Por qué sonríes tanto?.— se burló al notar mi emoción

—He grabado cosas aquí, pero la mayoría han sido papeles secundarios o extras.— conté —En nuestra ciudad no podría salir a caminar sin que me acorralen para pedirme fotos o saludos, acá me siento liberada, agradezco no ser tan relevante.—

—Pensé que la fama te gustaba.— hablo en un ligero tono sarcástico

Era cierto que estaba muy agradecida con todo lo que tenía gracias a la fama; dinero, fans, reconocimientos y uno que otro privilegio, pero a veces era agobiante no poder ir a ningún lugar sola o no poder demostrar como me sentía realmente. Desde pequeña solo debía ser siempre "amable y perfecta", la fama me quitó la oportunidad de ser alguien normal y aunque la mayoría del tiempo lo disfrutaba había veces donde incluso lloraba por la impotencia de no poder hacer lo que me gustaría

—Me gusta la fama.— exclamé —Pero estoy segura de que me gustará más poder ir contigo a cualquier lado sin que nadie nos interrumpa.—

—Si te soy sincero odiaba la peluca que te ponías cuando salíamos juntos.— confesó y lo miré mal, solo me la puse un par de veces —Aunque te veías hermosísima.—

—Mejor callate.— dije y noté que sonrió

—Callame.— pidió provocando que riera

Me detuve para besarlo, pero cuando estuve a punto de hacerlo se movió para evitarlo

—Muy lenta.— se burló —¿Viste como te esquivé? Tengo buenos reflejos.—

Aún no empezaba a entrenar para su combate, pero aun así ya tenía complejo de boxeador

—Te voy a dar unos buenos golpes, a ver si esos los esquivas también.— amenacé

—Pues inténtalo, a ver si muy vergas.— me retó

Sabía que estaba mal intentar golpearlo en medio de la calle, pero no pude resignarme ante su desafío. Cada vez que intentaba acercarme él se movía provocando que ni siquiera estuviera cerca de darle

—Pareces pinche loquita pegándole al aire.— se burló

—No te pego para no verme violenta.— me justifiqué cruzándome de brazos

—Ni ti pigi piri ni virmi viilinti.— intentó imitarme, pero al cruzar los brazos lo hizo se una manera extraña

Sin poder aguantar la risa me burlé de él, Roberto parecía confundido

—No sabes cruzar tus brazos.— seguí riendo

—Si sé, mira.— intentó defenderse mientras acomodaba mejor sus brazos, pero parecía no entender que cada vez se veía peor

—Ahora ya tengo de que burlarme.— avisé mientras imitaba la mala manera en que acomodaba sus brazos cuando intentaba cruzarlos

Roberto simplemente me miró mal, yo le saqué la lengua, él quería burlarse de mí, pero le había salido totalmente opuesto

—Ya me voy.— dramatizó mientras se alejaba

—Espérame Betito.— pedí corriendo detrás de él

Cuando lo alcancé tomé su mano para seguir caminando a su lado. Sin duda amaba estos pequeños momentos de juegos que teníamos

Querido Roberto, ¿por qué tuviste que arruinar nuestro viaje?

𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐈𝐍𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐑𝐎𝐓𝐎𝐒 [Roberto Cein X Tú]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora