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-¡Arriba las manos!- Grito aquel hombre que traspasaba la puerta de madera con un golpe rompiendola en pedazos, exaltando a la inocente familia que se encontraba disfrutando de un domingo familiar
-¡Mamá!-Los pequeňos niňos se levantaron de su lugar hacia los brazos de la mujer que se encontraba terriblemente asustada, abrazando a ambos niňos sobre su pecho
-Tranquilo cariňo-Susurro sin perder su dulce voz por el miedo en el oído del niňo más grande -Todo estará bien, sostén mi mano-Entrelazó sus delgados dedos con los del el -Yo nunca los soltaré- Término diciendo aquellas palabras entrelazando su mano con la del más pequeňo y el resto, se borró de su memoria.
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Manhattan, New York
La alarma resonó en la enorme habitación haciendo despertar a aquel muchacho de pelirrojos cabellos, un leve golpe calló al aparato, enseguida levantándose con pesadez, las ligeras sabanas se deslizaron sobre su bien formado cuerpo, rascandose la nuca un bostezo salio de sus labios, giró la perilla de la angosta puerta del elegante baňo, abriendo la manecilla del agua caliente dejando liberar todo el vapor neblanizando el cuarto.Suburbios de New York
-¡Cariňo, espera, olvidas el desayuno!- Grito la mujer saliendo de la cocina
-Mamá si lo hubiese olvidado, estaría en la cocina, se me hace tarde y no creo alcanzar a almorzar, pero lo compensaré más tarde, te amo, hasta al rato- Término plantandolé un beso a su madre en la mejilla y saliendo de aquel lugar, montando su bicicleta y evadiendo a cualquier gillipollas que se cruzaba en su camino para probablemente venderle un par de narcóticos, nicotina o heroína, pues eran las más nombradas en aquel lugar y las que probablemente más baratas solían vender para ganar unos cuantos centavos o dólares mal gastados, justo a tiempo logró encadenar su pequeňo transporte al barandal del instituto, introdujó ambos auriculares a sus pequeňos oídos dejando escuchar "Animal de Neon Trees" dirigió su paso a su viejo casillero estampado con cientos de tipos de increíbles dinosaurios, bandas, películas y unas cuantas de algúno que otro superheroe, abriéndolo y sacando el resto de sus libros que en ese instante necesitaba.
-¡He Connor!- Aquella voz le llamó por su apellido alzando la voz cosa que no solía agradarle
-¿Que quieres, Watkin?- Repitió el acto de aquel chico pelirrojo
-¿Has hecho mi tarea?- Le tomó por el mentón haciendo que le mirase
-Si no hago la mía, crees que haré la tuya- Escupió sonriendo sarcasticamente y ante aquella reacción tan deliverada hacia el brabucon recibió un fuerte golpe haciéndole escupir un delgado hilo de sangre.