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— Fue lindo verlos a todos. ¡Portense bien, nos vemos la próxima semana! — Natasha se despide con una sonrisa de sus estudiantes.

Los adorables niños de entre 3 y 5 años, reían y corrían a abrazarla antes de irse con sus padres.

Ella siempre los encuentra divertidos, porque solo los hace estirar y correr un par de vueltas, y ellos se creen luchadores profesionales, gritando y saltando de acá para allá.

Después de despedirse mil veces de todos, Natasha se pone las manos en la cadera y suspiró mientras se daba la vuelta para mirar a la única niña que quedaba. — Camille.

— ¿Hmm? — La niña levanta la mirada al oírla decir su nombre. — Yo.

— Sí, tú. — Natasha resopla una sonrisa. — Parece que tu tío va a tardar un poco hoy. ¿Te parece acompañarme a mi siguiente clase?

— ¡Sí! — La niña asintió un par de veces mientras levantaba los brazos.

Natasha la carga y la lleva de regreso al gimnasio.

Antes de que se empiece a aburrir le entregó un par de lápices y unas hojas, que son materiales de trabajo que suele “tomar prestados” de las cosas de Wanda, para hacerles dibujos divertidos a sus estudiantes.

El siguiente grupo empezó a llegar y Natasha vió a los adolescentes de entre 15 y 17 sonreír mientras se formaban frente a ella.

Le recuerdan un poco al mocoso de Parker, casi igual de insufribles…

— Todos, ella es Camille, será mi asistente durante la clase de hoy.

Todos miraron a la niña pequeña de cabello castaño que estaba junto a su maestra y los saludaba con un movimiento de mano.

— Aaw~ ¡Hola! — Todos pensaron que se veía adorable con su mini uniforme junto a la maestra.

— Sí, sí, adorable, vuelvan a sus posiciones. — Natasha niega al verlos tratando de llamar su atención. — Parecen hijos únicos, simplemente pidan uno a sus papás.

— Ew. — Hubo una mueca de asco entre todos y la miraron acusatoriamente.

— No era en serio. — Natasha trata de disimular su risa. — Empiecen a correr.

El grupo empezó a moverse y Natasha se quedó viendo por encima de su hombro como Camille garabateaba.

— Maestra Nat, ¿Cuántas vueltas? — Pregunta uno de los estudiantes mientras seguía corriendo.

Natasha se sentó junto a Camille en la colchoneta y miró a sus estudiantes. — ¿Aún sienten las piernas?

— ¿Sí…?

— Entonces aún falta.

Hubo quejas por todas partes y Natasha sonrió, era divertido molestarlos. — Es broma, una vuelta más.

— ¡Gracias! — Todos respondieron a coro.

Malcom, el colega de Natasha que solo estaba como asistente, se detuvo a su lado.  — Por suerte nunca hemos recibido quejas de ningún tutor sobre el entrenamiento.

Si bien es un buen entrenamiento y Natasha tiene un excelente nivel, algunos podrían verla como alguien muy exigente.

— Sí las hubo. — Dice Natasha mientras pintaba el dibujo que Camille le había entregado de amarillo.

— ¿Qué? — Malcom pensó escuchar mal.

— Algunas personas vinieron a quejarse. — Ella se encoge de hombros, restándole importancia. — Una madre en particular, consideraba que los triángulos corporales eran demasiado.

En esta vida o en la siguiente |Wandanat|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora