La luz del sol bañaba mi piel de una forma placentera, no era molesta, sino lo suficiente para disfrutar de su calidez. La canasta con comida se encontraba vacía junto a nosotros, tras haber compartido una tarde de picnic. Una de mis manos acariciaba suavemente el pasto detrás de mí, el que no estaba cubierto por la manta sobre la que me sentaba; mientras que la otra se deslizaba entre el cabello suave de mi novio, Toneri, quien descansaba con la cabeza en mi regazo.Hacía tiempo que no teníamos la oportunidad de estar juntos de manera tan pacífica. Sin prisas, sin preocupaciones, con todo el tiempo del mundo a nuestra disposición. Toneri, con sus responsabilidades y deberes, había estado ocupado, así que no me sorprendió que se quedara dormido poco después de recostarse. Él había tenido mucho más trabajo que yo últimamente, y ver su rostro relajado mientras dormía me llenaba de ternura. Mis dedos jugaban con sus mechones plateados, deslizando las puntas entre ellos con suavidad.
Frente a nosotros, el río fluía con tranquilidad, y el suave sonido del agua, junto al cantar de los pájaros y las hojas que caían de los árboles, creaba una melodía perfecta para el momento. Dejé que mi mano se deslizara hacia su rostro, acariciando con delicadeza sus facciones. Sin embargo, apenas toqué su piel, sentí cómo Toneri comenzaba a moverse lentamente, despertándose de su merecido descanso. Entreabrió los ojos, y cuando finalmente me miró, tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos sobre su pecho.
-Perdón por despertarte-susurré con un ligero tono de culpa.
-Está bien- respondió Toneri, llevando mis nudillos a sus labios y depositando un suave beso sobre ellos, haciendo que me sonrojara
-Vale la pena si lo primero que veo al despertar eres tú-Mi corazón dio un vuelco, y no pude evitar sonreír como una tonta. Las mariposas en mi estómago revoloteaban mientras mi rostro se cubría de un rubor intenso. Sin decir nada más, incliné la cabeza para besarlo, aunque por la posición en la que estaba, me costaba un poco alcanzar sus labios. Notando mi esfuerzo, Toneri se levantó ligeramente del suelo, acercándose a mí. Con un agarre suave en su nuca, lo atraje más hacia mí, y nuestros labios se encontraron en un beso lento y cariñoso, lleno de amor.
Cuando nos separamos, apenas por unos segundos, acaricié su nariz con la mía antes de darle un pequeño beso allí. Volví a mi posición inicial, pero seguí mirándolo con ternura. Aunque llevaba sus ojos blancos y brillantes cubiertos por un velo de serenidad, sabía que me observaba con la misma intensidad.
Mi corazón volvió a su ritmo normal, y aproveché que una de mis manos seguía entrelazada con la suya sobre su pecho para usar la otra en acariciar su cabello plateado otra vez. Levanté la vista al cielo, admirando cómo las nubes flotaban suavemente por el firmamento.
Desearía que siempre pudiéramos estar así-dije cerrando los ojos con una sonrisa.
-Suena como un buen plan- respondió Toneri, con su voz profunda y calmada. -Me gustaría pasar el resto de mi vida contigo-
-Yo también lo deseo dije al abrir los ojos, encontrándome con una sonrisa reservada sólo para mí.
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