El día de la boda llegó más rápido de lo que la castaña esperaba, y mientras caminaba hacia el altar bajo los cerezos, no podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. El lugar estaba lleno de amigos y familiares, y al final del pasillo, ahí estaba Madara Uchiha, con una expresión que intentaba ser seria, pero que ella conocía demasiado bien.
Cuando llegó a su lado, Madara le dedicó una mirada intensa, casi retadora, como si estuvieran a punto de iniciar otra pelea en lugar de casarse. T/n le devolvió la mirada con una sonrisa divertida.
-No puedo creer que estés más nervioso ahora que cuando peleamos -le susurró ella, divertida.
-No estoy nervioso -respondió Madara en un tono firme, pero su mirada traicionaba un leve rubor en sus mejillas-Solo me estoy asegurando de que no te vayas a arrepentir en el último momento-
-¿Arrepentirme? -T/n soltó una risita-. Si eso fuera a pasar, ya lo habrías sabido en nuestros combates-
Hashirama, quien estaba oficiando la ceremonia, se aclaró la garganta, aguantando las ganas de reír.
-Bueno, si ya terminaron de pelear,¹ podemos proceder, ¿no? -dijo con una sonrisa amplia, claramente disfrutando la situación.
-Apresúrate, Hashirama, antes de que te arrepientas de estar aquí -le lanzó Madara una mirada que no era tan seria como pretendía.
Hashirama rió por lo bajo y comenzó con la ceremonia, aunque lo hacía con un aire relajado y amistoso.
-Madara, ¿tienes algo que decir? -preguntó Hashirama, sabiendo que su amigo no era el más expresivo.
Madara miró a t/n, quien lo observaba con una mezcla de burla y ternura. Respiró hondo, como si estuviera a punto de enfrentarse a su mayor desafío.
- Lo que quiero decir es que, en estos dos años, me demostraste que eres fuerte, valiente y que no te dejas intimidar por nada, ni siquiera por mí. Y eso es lo que más me gusta de ti-
T/n sonrió, tratando de contener una risa ante el típico discurso de Madara, tan lleno de orgullo, pero al mismo tiempo tan sincero.
-Bueno, yo siempre supe que ganarías, pero no por eso -respondió ella
- Ganaste porque... bueno, me ganaste a mí, y lo hiciste con todas esas cosas que intentas esconder bajo esa mirada seria-
Hashirama no pudo evitar interrumpir con una carcajada.-¡Este es el momento más romántico que he visto en mi vida! -bromeó, ganándose una mirada fulminante de Madara.
-Continúa o te juro que esta será tu última boda -gruñó Madara, haciendo que Hashirama fingiera miedo por un momento.
Finalmente, ambos intercambiaron los anillos. Madara tomó la mano de t/n con suavidad, aunque seguía manteniendo su habitual aire serio. Al terminar, en lugar de un beso lleno de formalidad, Madara se inclinó hacia t/n, como si fuera a susurrarle algo.
-Sabes que esto no cambia el hecho de que la próxima vez, te ganaré -murmuró con una sonrisa apenas perceptible.
T/n se rió suavemente y le respondió:
-Claro, Madara, lo que tú digas-
Y entonces, Madara la besó. Fue un beso breve pero lleno de cariño, mientras el resto de los invitados aplaudían, algunos riendo por el intercambio tan característico entre ellos.
[......]
Había llegado la hora de entregarnos
mutuamente. Mi reflejo mostraba un rubor rojizo, no sabía si era vergüenza, miedo o la excitación, lo que provocaba ese color rojizo, quizá una combinación de todas. Madara estaba sentado en la enorme cama, este solo usaba la parte inferior de su Jinbe Negro, la parte superior estaba abierta, sin atar, mostrando su pecho.