第二十二章

27 9 6
                                    

Capítulo 22
(Notícia)

Nie HuaiSang ayudaba a Madame Yu a preparar la comida, cuando su teléfono celular comenzó a sonar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nie HuaiSang ayudaba a Madame Yu a preparar la comida, cuando su teléfono celular comenzó a sonar.

¿Quién es?— preguntó Jiang Cheng, quien alimentaba a su pequeño en esos momentos.

Da-ge— respondió el Nie, bastante extrañado.

¿A esta hora?, En china deben de ser como las 4:00 am— aseveró el Jiang, frunciendo ligeramente el ceño.

Quizá sea algo importante, niño, ¿Qué esperas para responder?— se apresuró a decir Madame Yu, al notar que HuaiSang sólo miraba a la pantalla de su teléfono.

Cierto—y diciendo esto, Nie HuaiSang deslizó su dedo por la pantalla y respondió a aquella llamada —¿Da-ge?

A-Sang— se escuchó un sollozó al otro lado de la línea.

Da-ge, ¿Qué tienes?, ¿Estás bien?— comenzó a cuestionar Nie HuaiSang, empezando a angustiarse.

Sin embargo, la única respuesta que HuaiSang recibió, fue otro sollozó por parte del mayor —A-Sang

Da-ge, ¿Dime qué tienes?— insistió el menor, comenzando a ponerse ansioso.

Nie MingJue guardó silencio, si era honesto no sabía qué decir, él solo quería escuchar la voz de su hermanito y asegurarse que estuviera bien.

Da-ge, dime algo, me estás asustando, no me gusta tu silencio— Nie HuaiSang hizo un puchero, intentando no llorar.

A-Sang, ya no puedo— fue lo único que salió de los labios del mayor.

Da-ge, no me digas eso, me asustas

A-Sang, no puedo, de verdad ya no puedo— continuó sollozando MingJue.

Da-ge, escúchame, te necesito, sin ti, soy un inútil… Da-ge, te amo mucho y me duele escucharte así… Por favor, ¿Dime qué te pasó?— suplicó el menor, comenzando a llorar y a temblar de impotencia.

A-Sang, regresa, por favor, te necesito, necesito verte— rogó Nie MingJue, derrumbándose por completo.

Al escuchar la petición de su hermano, HuaiSang corrió a su habitación, sacó una pequeña maleta y comenzó a empacar lo indispensable, mientras decía —Da-ge, voy para allá, por favor espérame en casa y no te muevas de ahí hasta que yo llegué… ¡Da-ge, te juro que si te lastimas intencionalmente, me lanzaré desde el último piso del edificio de la compañía!

Mn— asintió el mayor —Por favor, ven pronto— y con esto dicho, aquella llamada se dió por terminada.

Nie HuaiSang, salió de su habitación a toda velocidad —¡Madame, Jiang Xiong, me tengo que ir, mi hermano me necesita!— anunció el chico, entre lágrimas.

Secretos: tan cerca y tan lejos de la verdad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora