Sinopsis:
El deseo puro de dos pequeñas niñas, lleva a Lan Wangji y a Wei Wuxian a encontrarse... El destino de sus almas, está unido, se pertenecen desde antes de nacer, sin embargo, una promesa tras una tragedia, hace que el jade deba esconder su...
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(Se recomienda discreción)
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A la mañana siguiente, cuando Wei WuXian despertó, Mo XuanYu no estaba y el abrigo había desaparecido.
El chico se levantó rápidamente del futón, se acercó al armario del que había sacado el abrigo la noche anterior y al abrirlo, no había nada, el abrigo ya no estaba, "¿Pero qué rayos había sucedido?, ¿Acaso todo había sido un sueño?, ¿Pero, por qué ese aroma se había sentido tan real?".
Wei WuXian miraba el interior del mueble, tratando de encontrar alguna respuesta, cuando XuanYu entró en su hogar.
—Hola, despertaste… ¿Pero qué haces frente a mi armario?— comenzó a cuestionar el menor.
El loto rojo se giró hacía el chico, lo miró y preguntó —Anoche había aquí un abrigo blanco, ¿En dónde está?—
XuanYu se acercó al armario, reviso el interior y respondió —No sé de qué me hablas, aquí nunca ha habido un abrigo blanco—
—¡A-Yu, no juegues conmigo!— advirtió el mayor.
—No estoy jugando— respondió el XuanYu, haciendo una mueca ofendida —¿Por qué tendría yo un abrigo blanco?, Además, si así fuera, estás son mis cosas, tú no tienes por qué tocarlas, lo que hay en este armario es importante para mí, así que no lo vuelvas a tocar— rápidamente, los ojos del chicos se llenaron de lágrimas, se sentía ofendido.
—A-Yu, perdóname, no quise hacerte sentir mal— se disculpó el chico, notablemente arrepentido por haber hurgado en las pertenencias del otro joven sin su autorización —Y tienes razón, no debí tocar tus cosas—
—Está bien, te perdono—
—Gracias, ¿Te puedo dar un abrazo?—
—Mn— asintió XuanYu, limpiando las lágrimas en su rostro.
—Bien, ven acá— el loto rojo abrazó al chico y besó su coronilla.
Una vez se separaron del abrazo, Wei WuXian preguntó —¿Ya te sientes mejor?—
—Mn— volvió a asentir en chico.
—Bien, entonces iré por un poco de fruta para el desayuno, ahora vuelvo— y con esto dicho, el Wei salió de la casa dejando solo al otro chico.
