第二十一章

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Capítulo 21
(Peonía marchita)

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El siguiente capítulo incluye contenido que puede herir la sensibilidad de algunas personas (abuso sexual, tortura, asesinato, entre otras), absténgase de leer, si es alguien delicado.

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(Se recomienda discreción)

Jiang Cheng se sentía pleno y feliz, hacía algunos días que el pequeño JingYi había llegado al mundo y desde su nacimiento, el pequeño no había hecho otra cosa que no fuera llenar la vida de su padre de felicidad

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Jiang Cheng se sentía pleno y feliz, hacía algunos días que el pequeño JingYi había llegado al mundo y desde su nacimiento, el pequeño no había hecho otra cosa que no fuera llenar la vida de su padre de felicidad.

El loto púrpura se encontraba en la sala de su departamento, mirando a su bebé dormir apaciblemente, cuando su madre entró en la habitación —A-Cheng, debo ir al supermercado por algunas cosas que hacen falta para la comida, ¿Necesitas que te traiga algo?

El chico le regaló una linda sonrisa a su madre y negó —Estoy bien, mamá, no te preocupes, ve con cuidado

Bien, si es así, regresaré pronto— y con esto dicho, la mujer salió del departamento.

A los pocos minutos, Nie HuaiSang entró en la sala, se acercó a su amigo, miró al bebé que dormía pacíficamente y preguntó —Jiang Xiong, ¿Qué se siente tener un bebé?

El Jiang soltó un suspiro, miró a su pequeño con total adoración y respondió —Agotador, pero también es la satisfacción más grande del mundo

Jiang Xiong, quiero un bebé— soltó de la nada el Nie, sorprendiendo a su amigo.

HuaiSang, si no te sabes cuidar a ti mismo, ¿Cómo se supone que cuidaras de un bebé?

Al escuchar lo dicho por su amigo, Nie HuaiSang hizo un puchero, antes de decir —¿Y si nos casamos?

El loto rodó los ojos, al escuchar aquella estúpida pregunta y negó —No

Anda, Por favor— suplicó el chico, poniendo ojitos de ternerito.

No, dije

En ese momento, al escuchar aquella discusión, el bebé comenzó a moverse incómodo, empezando a llorar.

¡Idiota, despertaste a A-Yi!— reclamo el Jiang, tomando a su bebé en brazos.

Lo lamento— se disculpó el Nie, agachando la mirada.

Secretos: tan cerca y tan lejos de la verdad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora