Sinopsis:
El deseo puro de dos pequeñas niñas, lleva a Lan Wangji y a Wei Wuxian a encontrarse... El destino de sus almas, está unido, se pertenecen desde antes de nacer, sin embargo, una promesa tras una tragedia, hace que el jade deba esconder su...
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(Se recomienda discreción)
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Lan Huan estaba frustrado y molesto. Luego de lo sucedido con Jiang Cheng, el primer jade lo había buscado para disculparse, pero por más que había tratado de dar con él, no había logrado encontrarlo y para colmo, su hermano le había enviado un mensaje diciendo, que pasaría la noche fuera, que no lo buscara y que no se preocupara.
Lan XiChen ya había llamado a su hermano incontables veces, pero su teléfono estaba apagado y no tenía idea de a dónde podía ir a buscarlo.
"¿Mierda y si se entregaba a ese estupido nuevamente?, ¿Y si lo lastimaba?, ¿Y si lo obligaba a hacer algo que él no quisiera?", Lan XiChen se sentía bastante enojado y agobiado, por no saber nada del loto púrpura, ni de donde se encontraba su hermanito.
El primer jade pensó en llamar a su tío, pero sabía que si lo hacía, el mayor se molestaría y corría el riesgo de que sufriera una desviación de Qi. ¿Y si llamaba a los Jiang?, No, esa tampoco era una buena idea, Madame Yu lo odiaba y era seguro que lo insultaría y lo ofendería, pero jamás le daría información sobre ninguno de sus hijos.
Lan Huan se dejó caer sobre el sofá de la sala. ¿Por qué era, que por más que el primer jade lo intentara, nada le salía bien?. Dios había cometido tantos errores, que ahora no sabía qué era lo correcto ni lo que debía de hacer.
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Por la mañana, Jiang Cheng se despertó, al sentir que su bebé restregaba su carita en su pecho.
Al abrir los ojos, el Jiang sonrió, su pequeño lo miraba con sus enormes ojitos y le sonreía.
—Hola, ¿Dormiste bien?— preguntó el loto, regalándole una sonrisa a su bebé.
—Ba..ba— respondió el pequeño, acercando su carita a la de su papá para besar su mejilla.
—Papá está bien, no te preocupes, es solo que, a veces los papis también nos sentimos tristes y necesitamos llorar para desahogarnos, pero tranquilo, papá está mejor— aseveró el Jiang, abrazando a su bebé.
—Ba…ba— el bebé comenzó a restregar nuevamente su carita en el pecho de su padre, cómo diciendo "Papá no está solito, me tiene a mí, yo siempre lo voy a acompañar cuando se sienta triste y voy a llorar con él hasta que se sienta mejor".
