Sinopsis:
El deseo puro de dos pequeñas niñas, lleva a Lan Wangji y a Wei Wuxian a encontrarse... El destino de sus almas, está unido, se pertenecen desde antes de nacer, sin embargo, una promesa tras una tragedia, hace que el jade deba esconder su...
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Varias semanas habían pasado ya, desde que Wei WuXian abandonó la academia y Lan WangJi cada día lucía más pálido y decaído, el segundo jade no comía, se la pasaba la mayor parte del tiempo dormido y los únicos momentos en los que se le veía un poco más animado, era cuando le permitían ver a sus conejitos.
Lan XiChen no podía evitar sentirse preocupado por su hermano, ya que desde que el otro chico se había marchado, Lan WangJi era más callado y reservado que antes.
Esa mañana, el mayor de los jades, se dirigía a la recámara de su hermanito para llevarle el desayuno, cuando escuchó algo que lo alarmó.
Al entrar en aquella habitación, Lan Huan encontró a su hermanito vomitando.
—WangJi, ¿Qué te pasa?, ¿Estás bien?—
Lan WangJi solo negó, sintiendo que la cabeza le daba vueltas.
—Bien, vamos a llevarte a la cama entonces, para revisarte, no me gusta tu semblante… WangJi, estoy preocupado por ti, yo no quiero que nada malo te pase—
Lan XiChen ayudó a su hermano a recostarse sobre la cama y comenzó a revisarlo.
Lan Huan examinaba el abdomen del segundo jade, cuando sintió algo que lo alarmó "No, no, no, no, no, no puede ser, por favor que no sea eso" suplicaba el mayor, más que angustiado.
—WangJi, creó saber que es lo que tienes, pero debo practicarte unos exámenes para confirmar mis sospechas—
—Mn, cómo sea— asintió el menor, sintiéndose completamente agotado.
…
A Lan Huan le temblaban las manos, mientras hacía los exámenes de su hermanito, él más que nadie temía, lo que fueran a arrojar los resultados y para su bendita suerte, su peor pesadilla estaba por hacerse realidad.
…
Lan WangJi despertó, al sentir que alguien entraba en su habitación —¿Hermano?—
—WangJi, lamentó despertarte— se disculpó Lan XiChen, sintiendo un gran nudo en la garganta.
—Hermano, ¿Estás bien?, Te ves preocupado, ¿Acaso me voy a morir?— bromeó el menor, intentando que el mayor se relajara.
Al escuchar la pregunta de su hermanito, el primer jade no pudo resistirlo más y comenzó a llorar —Todo es mi culpa, debí de cuidarte mejor, soy el peor hermano del mundo—
