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Pon observa fijamente a Pooh mientras el menor se encuentra afilando las puntas de unas ramas viejas con una cuchilla que su hermano Garfield le prestó. Por el momento ninguno tiene nada que hacer aparte de indagar un poco más el lugar o cocinar la comida de aquella tarde.

Por lo que Pon consideró que sentarse junto a su mejor amigo, y amor platónico, y acompañarle mientras este creaba nuevas y rápidas armas con objetos naturales, estaba bien.

Y todo sería aún más perfecto si tan solo no estuvieran sentados a unos cortos pasos del rubio mal teñido quien se encuentra afilando un par de cuchillas y limpiando un arma que hasta el día de hoy nadie sabe de donde la ha sacado.

— Pooh... —comienza a hablar el joven castaño—. Estoy aburrido, ¿y si vamos a dar una vuelta por el lugar?

— Puedes ir tú, estoy algo ocupado aquí —le responde sin dejar de afilar las ramas—.

Pon hace un pequeño puchero y frunce el ceño ante la respuesta de su amigo, de repente escucha un pequeño bufido, como si alguien estuviese conteniendo su risa. El rubio mal teñido aún mira hacia sus armas, pero tiene sus labios ligeramente apretados en una sonrisa burlona que solo le genera más molestia.

¿Acaso se estaba burlando de él?

— Iré con Lee y Benz —dice sintiéndose enfadado y se levanta del asiento—.

— Bien... —Pooh realmente parece estar muy concentrado en lo que hace y prefiere ignorarlo—.

Pon suelta un bufido y pasa junto al rubio pateando "de casualidad" una de sus cuchillas, Naret gruñe por lo bajo y mira al menor alejándose de él.

— Idiota.

— ¿Qué? —Pooh lo observa sorprendido—.

— No te estaba hablando a ti.

— Ah, claro —murmura sintiendo sus mejillas enrojecerse—.

Se quedan en silencio mientras continúan arreglando sus propias armas. Pooh aprovecha que Pon por fin le ha dejado un momento a solas, y le dedica unas cuantas y cortas miradas al hermoso chico frente a él. Naret es simplemente perfecto, tanto que parece ser ilegal el verlo durante mucho tiempo.

Suelta un pequeño suspiro y vuelve a concentrarse en afilar las puntas de las que serían sus flechas artesanales de repuesto en caso se acaben las suyas. Naret termina de limpiar sus armas y las acomoda en el cinturón que cuelga de sus caderas, se estira un poco y observa de reojo al menor.

Está dispuesto a alejarse y pasear por el lugar en busca de algo interesante que hacer, pero siente la fuerte mirada del mocoso que anteriormente había pateado una de sus armas. Pon ahora se encuentra unos cuantos metros más lejos de ellos, sentado junto a Lee y Benz mientras parecen entablar una aburrida conversación, aunque sus ojos se encuentran pendientes de lo que el chico del arco se encuentra haciendo.

Naret no es estúpido, y tampoco es como que Pon sea discreto, es más, parece ser que desde que lograron escapar de la universidad se ha propuesto demostrarle a todos que se muere por Pooh, aunque el menor siga sin notarlo. Por lo que, con ánimos de golpear un poco en el orgullo del castaño, y como venganza por haberse atrevido a patear una de sus armas, Naret se acerca hacia Pooh y bajo la atenta y pesada mirada de Pon, se sienta junto al menor.

— ¿Quieres que te ayude? —le pregunta—.

Pooh se sorprende por tener al lindo rubio sentado junto a él, a una muy considerable corta distancia, traga saliva de manera evidente y asiente su cabeza con nerviosismo.

— Si, por favor... —balbucea mientras le tiende una de las ramas sin afilar—.

Naret sonríe de lado y observa a Pon, quien a lo lejos parece estar apretando sus puños con fuerza mientras le maldice por lo bajo. Toma una de sus cuchillas recién afiladas y comienza a cortar la madera dándole forma a la punta.

Walkers ~ PoohPavelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora