Walkers ~ PoohPavel

c u a t r o

El camino estaba en completo silencio, lo único que se oía a través de las calles era el viento arrastrando algunas hojas secas y papeles viejos por la acera.

Pooh tenía demasiadas ganas de hablar con Naret, quería saber más de él, sobre su vida antes de la pandemia, que era lo que le gustaba hacer, comer...si es que tenía pareja antes de que todo el caos se desatara. Pero era mayor la vergüenza que sentía de que le haya visto ser besado por Pon, y que ahora posiblemente imagine que ambos menores estaban en alguna relación.

Naret, por su parte, no tenía planeado hablar durante lo que restara del camino. Por más que fueran algunos largos kilómetros de distancia, siempre solía viajar en silencio durante las expediciones. Pero había algo que realmente estaba rondando por su cabeza y que le hacía picar la punta de su lengua por las intensas ganas de hablar.

Gira su rostro levemente para observar de reojo al joven de cabello negro que iba casi arrastrando sus pies detrás de él, con una de sus manos aferrada a la correa de su mochila y la otra balanceando su arco de atrás hacia delante.

— ¿Por qué caminas detrás de mí?

— ¿Huh? —lo miró confundido—.

— Estás caminando demasiado lento —miente—. Si sigues así tardáremos más días en volver.

— Lo siento —balbuceó y aceleró los pasos hasta igualar su andar—. Creí que no querías tenerme cerca...

— ¿Por qué no querría? —lo mira enarcando una de sus cejas—.

— No pareces ser alguien sociable...

Naret quiere soltar una pequeña risa por ello, pero prefiere mantener su rostro serio y solo niega con la cabeza para continuar caminando.

Tal vez llevan un par de horas en ello cuando Pooh reconoce el olor a putrefacción entrando por sus fosas nasales, su mano instintivamente toma el brazo de Naret impidiéndole continuar con su camino.

— ¿Qué? —le pregunta confundido—.

— Shhh —le indica que guarde silencio—.

Pooh jala al mayor y ambos logran esconderse en el amplio pórtico de una tienda. Naret está dispuesto a quejarse mientras luce muy confundido, pero la mano del menor se coloca sobre su boca. Entonces ambos escuchan leves jadeos y gruñidos sin sentidos, característicos de los caminantes.

Naret frunce el ceño mientras siente la mano del menor presionándose contra sus labios, pero toda molestia desaparece cuando ve a un caminante arrastrarse junto a ellos, sin darse cuenta de su presencia. Pooh siente su corazón latir contra su pecho e instintivamente presiona su cuerpo contra el del mayor para tratar de ocultarlos del caminante.

Una vez que este parece ignorarles y pasarles por completo, Pooh puede soltar el aire que llevaba aguantando y gira su rostro hacia Naret. El mayor lo observa con una de sus cejas enarcadas, como si estuviese pidiéndole explicaciones tan solo con la mirada.

— Lo siento —susurra—. Yo solo quería ocultarnos de él...

— Si, lo sé —se separa un poco del menor—. ¿Cómo es que sabías que venía? No lo había notado.

— Por su olor —se encoge de hombros—.

— ¿Olor? —frunce el ceño—. Yo no pude oler nada, hasta que pasó junto a nosotros.

— Es algo difícil de explicar —suelta un suspiro y toma su arco—. Desde que comenzó la pandemia, por alguna razón puedo sentir el olor de los caminantes cuando se acercan...eso nos ha ayudado a poder ocultarnos de ellos con tiempo.