Capítulo 5. Miedo

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Al entrar a su habitación, Checo con la mente nublada por lo que acababa de suceder. Cerró la puerta detrás de él y, sin molestarse en encender las luces, se dirigió directamente al baño. Cada paso que daba le recordaba el dolor y la humillación que acababa de experimentar. No podía pensar en nada más.

Al llegar al baño, abrió la regadera y se dejó caer en el suelo de la ducha, todavía completamente vestido. El agua fría comenzó a empapar su ropa, su cabello, su piel, pero Checo apenas lo notó. Se sentó allí, encogido, mientras el agua caía sobre él como una lluvia implacable, lavando sus lágrimas pero no su dolor.

El dolor físico era agudo, especialmente en su trasero, pero no se comparaba con el dolor en su corazón. Cada gota de agua que caía sobre él se sentía como un recordatorio de lo que había perdido: su dignidad, su confianza, su sentido de seguridad. Todo lo que había construido durante años en el mundo del automovilismo se sentía insignificante en comparación con la devastación emocional que lo invadía.

Mientras el agua seguía cayendo, Checo dejó que sus pensamientos se desbordaran. Recordó cada detalle del encuentro con Max, cada palabra, cada mirada, cada toque que había cruzado la línea de lo permisible. Las lágrimas seguían fluyendo, mezclándose con el agua de la ducha. Se sintió sucio, no solo por el sudor y el cansancio de la carrera, sino por lo que había permitido que sucediera.

Sus sollozos eran apenas audibles por el sonido del agua golpeando el suelo de la ducha, pero eran intensos y desgarradores. Se llevó las manos a la cara, tratando de contener las lágrimas, pero era inútil. La barrera emocional que había construido durante años se había roto, y todo el dolor y la desesperación que había reprimido salieron a la superficie.

El pecoso no sabía cuánto tiempo estuvo allí, sentado en el suelo del baño, con el agua cayendo sobre él. Podrían haber sido minutos o horas, pero para él, parecía una eternidad. Su cuerpo estaba entumecido por el frío y el dolor, pero su mente seguía girando en círculos, incapaz de encontrar una salida a su sufrimiento.

Finalmente, con las fuerzas que le quedaban, se levantó lentamente, apagó la regadera y se quedó allí, temblando, sintiendo el peso de lo que había ocurrido. Sabía que tendría que enfrentar a Max de nuevo, enfrentar la realidad de su situación, pero en ese momento, solo podía pensar en cómo había llegado a este punto y en lo que había perdido.

El mexicano se quitó la ropa empapada con movimientos torpes, sus manos temblorosas luchando contra los botones y cremalleras. Cada prenda que caía al suelo era un recordatorio de su vulnerabilidad, de su dolor. Finalmente, se envolvió en una toalla y se miró en el espejo, viendo a un hombre roto reflejado en el cristal.

Las lágrimas seguían cayendo, y Checo se dio cuenta de que necesitaría mucho más que una ducha para sentirse limpio de nuevo. Necesitaría tiempo, apoyo y, quizás, la esperanza de que algún día podría sanar las heridas que habían sido infligidas esa noche.

Al salir Checo del auto tras la prueba de posición para el GP de Bélgica sin decir una palabra, camino fuera de la pista. Su desempeño había sido desastroso, quedando casi en último lugar. No había enojo ni alegría en su expresión, solo una tristeza profunda que parecía haberse asentado en su ser. Los días anteriores sus amigos intentaron hablar con él, ofrecerle consuelo, pero Checo decidió callar, prefiriendo no compartir el peso de sus pensamientos.

─Hoy no luces muy concentrado ─dijo Max apareciendo a su lado, asustándolo.

─No dormí bien ─respondió Checo, tratando de alejarse, pero Max lo agarró antes de que pudiera hacerlo.

─¿Quieres hablar?

─No ─Checo sintió sus ojos arder, sintiendo asco al pensar en que Max lo tocara de nuevo.

─Vendrás de cualquier forma ─dijo Max con firmeza, jalándolo hacia una bodega cercana y encerrándolos dentro. El pánico de Checo creció al estar atrapado en el espacio reducido junto con el menor.

─Max ─suplicó, sus ojos derramando lágrimas─ Por favor, no me hagas daño.

─Yo jamás te haría daño ─intentó acercarse, pero Checo se alejó─. Tú me crees, ¿cierto?─ preguntó Max, usando un tono manipulador que Checo ya conocía. ─Soy el mismo Max de la alberca al que tú buscaste y brindaste consuelo─el mayor miro a los ojos azulados de Max queriendo encontrar aquellos que miro en la alberca. ─¿Me crees?─ repitió ante el silencio del castaño.

─Sí ─respondió Checo, a pesar de que cada fibra de su ser le decía que no confiara en él.

─Hace mucho que debí decirte esto ─Max tomó sus manos, sintiendo la tensión en ellas─. Me gustas, Checo.

─Max, yo no...

─Con el tiempo lo harás ─dijo Max, acariciando su mejilla─. O te irás de aquí y ninguna otra escudería te contratará. ¿Quieres eso?

─No.

─Eso pensé ─Max besó la mejilla de Checo, y él sintió cómo la repulsión se mezclaba con la desesperación─. Serás el orgullo de todo tu país ─acunó su mejilla─. Conmigo estás a salvo, nunca más tu asiento correrá peligro.

El corazón de Checo quería creer las palabras de Max, aferrarse a la promesa de seguridad y éxito, pero su cerebro le decía lo contrario. Cada caricia y cada palabra de Max parecían ser una trampa, una manipulación calculada para mantenerlo bajo su control.

Max sonrió, viendo la lucha interna en los ojos de Checo. Sabía que lo tenía atrapado, que el miedo y la desesperación lo mantendrían cerca.

─Todo estará bien, Checo ─dijo Max suavemente─. Solo confía en mí.

Checo asintió lentamente, su mente en un torbellino de confusión y dolor. Sabía que tenía pocas opciones, y aunque cada fibra de su ser le decía que huyera, no veía una salida. La promesa de Max de mantener su carrera intacta era una tentación demasiado grande para ignorar.

─Vamos a salir de aquí y a concentrarnos en la carrera ─dijo Max, soltando las manos de Checo pero manteniéndose cerca─. Juntos, podemos lograrlo.

Checo salió de la bodega con el corazón pesado, sabiendo que había cedido a la manipulación de Max una vez más. Cada paso que daba lo alejaba más de su verdadero ser, y se preguntaba cuánto tiempo podría seguir soportando este peso sin romperse por completo.

play with fire  || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora