Capítulo 9. La verdad

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Las vacaciones estaban a punto de terminar, y Max había decidido llevar a Checo a una isla privada, donde solo ellos y el personal que los atendía estaban presentes. El objetivo de Max era claro: alejar a Checo de cualquier influencia que pudiera separarlo de él. Amigos como Charles, Carlos, Fernando, Lando, Pierre e incluso Yuki habían intentado, en distintas formas, apartar a Checo de Max.

Primero fue Fernando, quien ni siquiera había disimulado su intención. Luego, Sainz y Charles, que trataron de ser más discretos. Lando solo había hecho un mínimo esfuerzo, pero aún así era una amenaza. Pierre y Yuki tampoco habían sido disimulados en sus intentos. Cansado de estas interferencias, Max tomó la decisión de apartar a Checo de todos ellos, llevándolo a este paraíso aislado.

La isla era un refugio de tranquilidad. El sol brillaba intensamente, reflejándose en las aguas cristalinas que rodeaban la playa privada. Checo estaba recostado en una tumbona, disfrutando del sol, mientras Max estaba a su lado, sosteniendo su mano.

─Amo estar aquí ─dijo Checo, cerrando los ojos y disfrutando del calor.

─Igual yo ─respondió Max, apretando suavemente la mano de Checo─. Checo.

─Sí ─respondió el mexicano, abriendo un ojo para mirar a Max.

─¿Qué dirías si te ofreciera casarte hoy? ─preguntó Max, mirándolo con una intensidad inusual.

Checo se incorporó ligeramente, sorprendido por la pregunta.

─¿Hablas en serio?

─Sí ─afirmó Max con seguridad─. A menos que no me ames lo suficiente.

—Lo hago ─contestó Checo, con una mezcla de emoción y nerviosismo─. Vamos a casarnos.

Max sonrió, una sonrisa de triunfo y satisfacción.

─Por fin serás completamente mío y nadie nos podrá separar.

─Nadie nos puede separar ahorita y ni nunca ─afirmó Checo, con convicción.

El personal, que había estado discretamente al margen, comenzó a preparar todo para la ceremonia improvisada. El ambiente en la isla era mágico, con la brisa marina acariciando suavemente sus rostros y el sonido de las olas rompiendo en la orilla como telón de fondo.

Checo vestía un sencillo pero elegante traje blanco, mientras que Max había optado por un atuendo similar. Ambos se pararon frente a un pequeño altar decorado con flores tropicales. El oficiante, uno de los miembros del personal que resultó ser un ministro ordenado, los esperaba con una sonrisa.

La ceremonia fue breve pero emotiva. Ambos intercambiaron votos, mirándose a los ojos con una mezcla de amor y determinación. Cuando el oficiante los declaró esposos, Max no pudo evitar besar a Checo con una pasión que sorprendió al mexicano.

─Te amo ─susurró Max, todavía abrazándolo.

─Y yo a ti ─respondió Checo, con lágrimas de felicidad en los ojos.

La luna comenzó a asomarse en el horizonte, iluminando la isla con su luz plateada. Ambos caminaron por la playa, sintiendo la arena bajo sus pies descalzos y el agua tibia del mar acariciando sus tobillos. La noche era suya, y en ese momento, todo parecía perfecto.

Estando juntos a Checo, Max supo que por fin estaba bien. No le importaba si el mundo terminaba al día siguiente, porque en ese momento, con Checo a su lado, se sentía completo y en paz. Estaban recostados en la cama, disfrutando de la serenidad de la isla, cuando el teléfono de Max sonó, interrumpiendo su momento especial.

─Hola, ¿qué pasó? ─contestó Max, fastidiado por la interrupción.

─Max, tenemos que hablar de inmediato ─dijo Chris con urgencia─. Tienes que venir ya a Mónaco. No es una sugerencia.

play with fire  || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora