Desde el momento en que decidieron intentar recuperar su relación, Checo y Max se comprometieron a ir a terapia de pareja. Ambos sabían que había mucho que trabajar y sanar, y aunque el camino sería largo y arduo, estaban decididos a dar lo mejor de sí mismos.
Las sesiones de terapia se convirtieron en una rutina semanal. Cada jueves, se encontraban con la terapeuta, una mujer mayor de voz suave y ojos penetrantes, que los guiaba a través de sus emociones y conflictos. La oficina estaba decorada con tonos cálidos y acogedores, con plantas en las esquinas y una gran ventana que dejaba entrar la luz del sol. El ambiente era perfecto para abrirse y dejar salir lo que llevaban dentro.
Checo y Max se sentaban uno al lado del otro en el cómodo sofá de la terapeuta, sus manos a menudo entrelazadas como una muestra de apoyo mutuo. Aunque ambos querían que la relación mejorara, Checo sabía que había cosas que no podía decir en esas sesiones. No podía hablar de los abusos y la manipulación de Max; temía que la revelación destruyera cualquier posibilidad de reconciliación.
La terapeuta les hacía preguntas difíciles, explorando las raíces de sus problemas y buscando maneras de fortalecer su vínculo. Max hablaba abiertamente de sus celos, de su necesidad de control y de cómo esos sentimientos habían afectado su relación. Era evidente que estaba dispuesto a cambiar y mejorar por el bien de ambos. Checo, por su parte, hablaba de sus propias inseguridades y de cómo había llegado a depender emocionalmente de Max.
─Checo, ¿cómo te sientes con los cambios que Max está intentando hacer? ─preguntaba la terapeuta en una de las sesiones.
─Me siento... aliviado, supongo ─respondía Checo, evitando mencionar el verdadero motivo de su alivio. Se enfocaba en los aspectos positivos, en cómo Max estaba más atento y menos controlador.
Max también compartía sus reflexiones, a menudo con una sinceridad que conmovía a Checo.
─Sé que he cometido errores ─decía Max─. Pero estoy trabajando en mis problemas de celos. Quiero ser una mejor persona para Checo.
Las sesiones eran emocionalmente agotadoras, pero también eran un espacio seguro donde podían comunicarse abiertamente. Sin embargo, cada vez que la conversación se acercaba demasiado a los momentos más oscuros de su relación, Checo desviaba la atención. No quería que Max se sintiera atacado ni que la terapeuta lo viera de una manera diferente. Así, guardaba para sí mismo el dolor de los abusos y la manipulación, creyendo que proteger a Max era más importante que su propia sanación completa.
─¿Hay algo más que quieras compartir, Checo? ─preguntaba la terapeuta, a veces sospechando que había más debajo de la superficie.
─No, creo que hemos cubierto todo por hoy ─respondía Checo, sonriendo ligeramente para desviar la atención.
A medida que las semanas pasaban, Checo y Max empezaron a notar cambios en su relación. La comunicación mejoraba, los conflictos se resolvían con más facilidad y ambos se sentían más conectados. Sin embargo, Checo sabía que mientras guardara sus secretos, nunca podrían sanar completamente. Era una carga pesada, pero prefería llevarla solo antes que arriesgarse a perder a Max de nuevo.
Las noches eran las más difíciles para Checo. Mientras Max dormía a su lado, él se quedaba despierto, mirando al techo y pensando en todas las cosas que no podía decir. Se preguntaba si algún día podría ser completamente honesto, si alguna vez se sentiría lo suficientemente seguro como para revelar todo lo que había soportado. Pero por ahora, estaba contento con los pequeños pasos que estaban dando juntos.
En el fondo, Checo sabía que la terapia era solo el comienzo de su viaje hacia la sanación. Había mucho más que trabajar y descubrir, y aunque el camino era incierto, estaba decidido a seguir adelante. Porque, a pesar de todo, amaba a Max y creía que podían construir un futuro mejor, uno en el que ambos fueran felices y libres de los fantasmas del pasado.
Un día, Max no pudo llegar a la sesión de terapia a tiempo debido a una serie de entrevistas programadas para el día. Checo llegó solo, algo nervioso por la falta de su pareja, pero dispuesto a aprovechar la oportunidad para trabajar en sí mismo. La terapeuta, al notar la ausencia de Max, vio una oportunidad para profundizar en los sentimientos de Checo.
─Sergio, he notado que no has dicho la verdad o te contienes en nuestras sesiones ─dijo la terapeuta con una voz calmada y tranquilizadora, sus ojos fijos en los de Checo, tratando de ofrecerle la seguridad que necesitaba para abrirse.
─Digo todo lo que siento ─mintió Checo, su mirada desviándose hacia la ventana, evitando el contacto visual.
─Este es un espacio seguro ─insistió la terapeuta, su tono cálido y lleno de comprensión─. Puedes hablar libremente aquí.
─No puedo ─dijo Checo, sintiéndose conflictuado, luchando contra el nudo que se formaba en su garganta.
─No te juzgaré, Sergio. Estoy aquí para ayudarte ─la terapeuta continuó, su voz suave, tratando de romper las barreras que Checo había levantado.
─Prométame que nadie sabrá sobre esto ─pidió Checo, casi rogando, su voz temblando con una mezcla de miedo y desesperación.
─Esto es completamente confidencial. Nadie lo sabrá —le aseguró la terapeuta con una sonrisa tranquilizadora, extendiendo su mano en un gesto de apoyo.
—¿Lo promete? ─Checo buscó en los ojos de la terapeuta una confirmación, y ella asintió con firmeza.
─Lo prometo.
Checo cerró los ojos, tratando de armarse de valor para hablar. Sentía el temblor en su cuerpo mientras las palabras luchaban por salir. Tomó una respiración profunda y comenzó a hablar.
─El comienzo de mi relación con Max no fue muy bueno... Max, él...
─¿Qué te hizo, Sergio? ─preguntó la terapeuta, viendo cómo el hombre frente a ella luchaba por contener las lágrimas.
─Max... él abusó de mí ─dijo Checo finalmente, las palabras saliendo entrecortadas y cargadas de dolor. Las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a rodar por sus mejillas─. Me manipuló y me controló, pero se que a cambiado, él me ama.
La terapeuta mantuvo el silencio, permitiendo que Checo continuara a su propio ritmo, ofreciéndole un espacio seguro para desahogarse.
─Él hace todo por mi bien, me está protegiendo ─continuó Checo, su voz quebrándose─. Pero a veces siento que me estaba aislando de todos, de mis amigos, de mi familia. Incluso me hace sentir que no valgo nada sin él. Y yo... yo comienzo a creerlo.
─Es normal sentirte así, Sergio. La manipulación y el abuso pueden hacerte dudar de ti mismo y de tu valor. Pero estás aquí ahora, hablando de ello, y eso es un gran paso ─dijo la terapeuta con empatía, sus palabras suaves y reconfortantes.
─No quería admitirlo ─confesó Checo, sus hombros temblando─. Pensé que si lo hacía, perdería a Max, y él es todo lo que conozco, hablando románticamente. Pero ahora veo su cambio y se que también puedo cambiar.
La terapeuta asintió, comprendiendo la magnitud de lo que Checo estaba compartiendo. Sabía que este era un paso crucial en su camino hacia la sanación.
─Vamos a trabajar en esto juntos, Sergio. Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino. Y recuerda, no estás solo. Tienes el derecho de ser feliz y de estar en una relación que te haga sentir seguro y amado.
Checo asintió, sintiendo una mezcla de alivio y miedo. Había dado el primer paso hacia la libertad, y aunque el camino por delante sería difícil, sabía que tenía el apoyo de la terapeuta para ayudarlo a sanar y reconstruir su vida.
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play with fire || Chestappen
Fanfiction"Haré todo lo que esté a mi disposición para hacerte mío. No me importa si no quieres"