La mañana siguiente, el invierno aún se hacía sentir con su frío, pero ese día el sol parecía más brillante y cálido que nunca. Milán miraba fijamente la puerta del ascensor, buscando una señal de que todo saldría bien. Caos le había abierto los ojos y ahora se cuestionaba si lo que sentía por Isaac, si lo que sentían ambos era real o simplemente era una codependencia enfermiza, un juego absurdo del destino. Y tal vez, solo tal vez tenerlo cerca era lo mejor para ambos. Estos pensamientos inundaron su mente y, no se sintió mal al respecto. Ahora el mundo real le resultaba aburrido en comparación con esta nueva existencia en la que apenas estaba adentrando. Esta nueva realidad lo estaba volviendo loco de manera irremediable, pero quería saber qué más le tenía reservado.
En ese momento, una mano cálida agarró su brazo y lo arrastró hacia el ascensor. Alexander Arke, «Xander», su inseparable amigo, le regaló una sonrisa reconfortante de esas que te hacen sentir que todo estará bien.
Al cruzar la puerta de cristal, Milán vio a Wólfram junto a Isaac, con su brazo alrededor de su silla, hablando bajito. Isaac mostraba esa sonrisa que tanto le gustaba. «¿Ahora eran muy buenos amigos?», se preguntó Milán. Había algo diferente, algo íntimo entre ambos, estaban tan cerca y la forma en la que los dedos de Wólfram le acariciaban el hombro hacía que Isaac sonriera aún más.
Milán experimentó una sensación desagradable que se extendió por todo su cuerpo. Estaba furioso de que otra persona estuviera tan cerca de su... en ese momento ni siquiera sabía cómo llamarlo, solo sabía que Isaac siempre había sido suyo. No tuvo tiempo de procesar sus emociones cuando Isa Jank, la subdirectora de seguridad, entró en la sala.
—No es necesario que se levanten —dijo cuándo todos intentaron hacerlo—. Solo daré un anuncio rápido. La Agente Especial Emma Díaz será removida de su cargo hasta nuevo aviso. En su lugar, el Agente Especial Milán Steel tomará su lugar.
Emma se levantó y salió junto a la subdirectora. Xander intentó hablar, pero ella solo le dio una mirada y él entendió que todo estaba bien. Milán se levantó y caminó hasta la cabecera de la mesa. Tomó su carpeta de documentos y sacó el expediente que la subdirectora le había entregado.
—Hace un par de noches robaron explosivos C4 de una empresa especializada en demoliciones —explicó—. Dos guardias murieron durante el robo y un sospechoso resultó herido.
De pronto, sintió un intenso choque de electricidad recorrer su cuerpo. No se detuvo, siguió hablando y explicando, mientras sentía el sudor, escurrir por su cara. Levantó la vista para asegurarse de que todos prestaran atención, pero en el fondo de la habitación vio una figura. Fue tan rápido que no pudo visualizar si era un hombre o mujer, pero distinguió un enorme abrigo con botones blancos. Volvió la vista al mismo lugar unos segundos después y solo vio un resquicio de oscuridad. Un momento que sintió eterno y lo invadió el terror.
—¿Crees que nos enfrentamos a un caso de terrorismo? —preguntó Xander.
—Todavía no lo sé con certeza —respondió Milán después de unos segundos—. Isaac y Wólfram, ustedes, irán al hospital para interrogar al sospechoso. —Dar esa orden fue difícil después de ver su cercanía—. Xander, consigue los videos de seguridad de la bodega y las áreas circundantes. Necesitamos identificar el vehículo en el que huyeron. Yo iré a la bodega, intentaré ver si a la policía se le pasó algo por alto.
ESTÁS LEYENDO
Ciclos Eternos
FantasyEn un mundo donde la verdad es esquiva y lo inesperado se convierte en cotidiano, humanos y seres extraños coexisten en un delicado caos. Milán, atrapado en la monotonía de su rutina diaria, siente un vacío que nunca ha podido llenar. Por otro lado...