☀️ Capítulo IV 🌙

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Me siento mal por seguir viviendo de ti.

(⁠*⁠˘⁠︶⁠˘⁠*⁠)⁠.⁠。⁠*⁠♡

Desayunos lujosos, almuerzos bien pagados, departamento lindo y ropa bonita que podía usar, lo que él quisiera sin importar el costo de ello.

Sonrió, su cabello castaño parecía estar más suave después del baño. Tomó sus cosas y salió cerrando la puerta, con su maleta al lado y las ganas de trabajar ese día.

Llevaba casi dos meses trabajando en el mismo lugar, las niñas y los niños pequeños no eran un problema. Al contrario, era divertido jugar con ellos y cargarlos. Sólo debía llegar temprano como siempre, tener cuidado de los alfas que parecían querer comérselo desde lejos aunque estuvieran con sus parejas.

Ugh, le daban asco los alfas irrespetuosos que estando con sus omegas y betas, dirigían su mirada a su trasero.

– ¡Jungwonie!. – no tardó en colocarse el atuendo que debería usar. – ¡Jungwonie, huele rico!.

Adoraba a los pequeños que siempre lo saludaban. Así que se agachó abrazando al cachorrito. Era lindo, sus padres siempre acudían al lugar para comer algo rico.

– ¿Me extrañaste, Doyum?.

– Sí, su aroma a Tulipanes y Miel nunca se me olvida. – frunció su ceño.

Él sólo tenía el aroma a Tulipanes, en ningún momento olía a Miel u otra cosa.

– Cariño, yo sólo tengo el aroma a Tulipanes. Debiste olfatear a tu mami antes.

– No, Jungwonie huele a Miel. Usted siempre huele a leche como mi mami... Eh, desde hace unos días.

Se levantó, Dios. No podía oler a otra cosa, a menos que sea una posible confusión del olfato del menor con su mami y él.

– Ve a jugar.

Sólo suspiró, observando cómo se subían más pequeños al tobogán y corrían de un lado a otro sin temor.

– Jungwon...

– Oh, buenos días. – hizo una sutil reverencia a su jefe.

Im Changkyun, un alfa que parecía bastante tranquilo a pesar de su avanzada edad.

– Gracias por trabajar aquí. Sin ti esto sería un desastre, desde que llegaste a todos los pequeños les has encantado. Tú y tu dulce aroma. Siempre recibo halagos de los padres al saber que tú los cuidas.

– Es mi deber.

– Jungwon... Sólo... Quería preguntarte algo. ¿Tienes pareja o algo parecido?.

Se sonrojó. ¿Por qué la mayoría de las personas le preguntaban eso?. No es como si fuera feo para no tenerla, pero tampoco creía que fuera necesario. Frunció su ceño, puchereó y apretó sus puños con un notable enojo.

Sin embargo, seguía sintiéndose del mismo modo. Confundido.

– ¿Por qué la pregunta?.

– Jungwon, no me gusta entrometerme en la vida de los demás, pero siendo un omega, creo que sería mejor que estando en gestación no te arriesgaras en el trabajo. Lo digo porque los niños a veces se te lanzan.

Parpadeó. ¿Gestación?. No pudo, en verdad, no pudo contenerse. Se carcajeó delante de él y abrazó su estómago sin poder entender.

– Dios, eso explica por qué me ayudaban a mover las cosas y dejan que me vaya a casa más temprano y piden que mi alfa venga por mí. – negó, no era nada lindo. – Jefe, yo no tengo pareja. No hay un alfa en mi vida, por lo tanto no hay bebé. No hay nada... Probablemente sea el aroma de los niños en mí o el de mis prendas.

– Omega, el olfato de un alfa no engaña.

– Señor Im, no debe preocuparse por mí. No tengo la intención de criar a un cachorrito siendo tan joven.

La mueca del alfa no lo convenció, pero supo que al menos podría estar bien por el momento.

– Está bien. De todos modos cuídate, es peligroso cuidar niños.

(⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠✧⁠*⁠。

Sábado por la mañana, el calor y los rayos del sol en su rostro eran una linda sensación, mientras sus manos sostenían el balcón en la habitación.

– Pude sobrevivir gracias a ti. ¿En dónde estás, alfa?.

Tal vez deseaba ver su rostro, no sabía nada de él. Y estaba seguro que en el local no le dirían nada para protección de la identidad del cliente.

– Tu dinero aún es bastante. Sólo he gastado en cosas básicas, algunas prendas nuevas también y cobijas más abrigadoras por el frío.

No estaba hablando con él en realidad, pero quería que el alfa supiera que estaba muy bien gracias al dinero que le dio.

– Mañana iré con mis padres, intentaré hacer las paces y estaré con mis sobrinos. Espero que tú tengas ahora un omega, uno lindo. Que te ame... Probablemente es lo más seguro.

Giró, guardando algunas cosas en su maleta para su viaje a casa de sus padres.

– Alfa con aroma a Lima y Ron.

Decir que había olvidado todo era mentira, recordaba cada detalle. Cada embestida, toque y caricia en su piel, incluso podía cerrar sus ojos y regresar sólo algunos momentos en el pasado, para recrear el placer. Cuando en su cama entre sus sábanas deseaba tanto que ese alfa lo volviera a penetrar.

– No pienses en eso, no es momento.

Palmeó sus mejillas, si seguía pensando en ello se pondría a jugar con su cuerpo y eso no sería bueno.

– Aunque me pregunto, ¿qué hacía un alfa de ese tipo en un lugar así?.

Si tenía mucho dinero, ¿por qué había ido a un lugar de ese tipo?. ¿Iría seguido?.

– Ush, un alfa más que desperdicia lo bueno en esos lugares.

Suspiró rendido, desilusionado porque recordó que él tenía culpa por ir a ese lugar, para empezar, porque si no hubiera ido, otro omega tendría el dinero y... La esperanza.

– Si no era yo, sería otro.

Podía sentir a su lobo herido en su interior, su aroma triste alrededor, esparciéndose y tal vez el dolor en su pecho.

– Fue bueno... A pesar de todo... Mientras duró.

(⁠*⁠˘⁠︶⁠˘⁠*⁠)⁠.⁠。⁠*⁠♡

Ámame, sólo inténtalo.

DURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora