☀️ Capítulo XVII 🌙

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Nacerá pronto.

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Ocho meses y medio, adiós a su trabajo y hola a estar en cama la mayor parte del tiempo, debido a que sus piecitos dolían al caminar.

Su puchero era por no poder ir a trabajar porque según la doctora no era bueno, y según su alfa podía ponerse en peligro, y según su jefe no había problema en no ir por cuatro meses hasta que se aliviara y se acostumbrara al bebé.

Claro, lo que no notaron... Ninguno de ellos, POR DIOS, era su enojo severo al ser aislado de sus actividades diarias.

– ¡Sólo quiero salir!. – y en verdad lo quería. – Seonwoo llega tarde hoy...

Sonrió, nadie podía decirle que no. Él quería salir y su alfa dijo que si quería algo, podía hacerlo. Aunque eso tenía que ver sólo con la comida, ¿o con él también?, era lo mismo, ¿no?.

Él no tenía la culpa de sus antojos raros, tampoco de que estos se encontraran en lugares costosos de repostería.

– Quiero panqués, ¿puedo salir por ellos?. De paso puedo visitar a Haemin.

Sonrió, corriendo con cuidado y cambiando su ropa por unos pantalones de mezclilla, que sí podían acoplarse a su pancita de embarazado, una camisa blanca y un suéter negro.

Tomó su dinero y sonrió acomodando su cabello, para abrir la puerta de entrada.

Sólo deseaba hablar con su amigo, al que ni siquiera recordaba haberle dicho de su embarazo.

Alzó los hombros, realmente no le importaba si igual lo odiaba. Él fue quien le dijo que sería bueno ir a ese lugar, y tal vez lo apoyaría como siempre.

En menos de media hora ya estaba en el famoso local de pasteles donde se sintió pequeño, pero hambriento ante los manjares.

– ¡Jungwon!. Pensé que te había comido la tierra. – Haemin parecía más reluciente, cuando corrió y lo abrazó. – Te extrañé, llegué a pensar que te habían secuestrado. Pero conociendo tu carácter desistí de pensarlo...

Al momento de separarse notó algo más. Parpadeó sorprendido ante la pancita grande y con lentitud, llevó sus manos a ella.

– Dios, ¡estás encinta!. No pensé verte así, es lindo. Muy hermoso. – la emoción, le gustó. – Jungwon, me alegro de que vayas a tener un cachorrito.

– Sí, tengo ocho meses y medio. Y los antojos me atacan, así que... ¿Tienes de esos panqués de vainilla?.

– Claro, enseguida te traigo cuatro.

– ¡Hey!.

– Ese cachorrito necesita probar también mis lindas recetas. – rio.

Y sólo se dispuso a esperar en una de las mesas apartadas, mientras acariciaba su vientre abultado.

– Listo, oye Wonie. Si dices que tienes ocho meses y medio... Significa que es resultado de... ¿El lugar donde te recomendé ir?.

Comiendo uno de los pequeños panqués asintió, logrando que éste jadeara sorprendido y frunciera su ceño.

– ¿Cuándo te enteraste?.

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