☀️ Capítulo III 🌙

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Amé cada segundo, es momento de descansar.

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Tener sus maletas no era lindo, que al llegar a casa simplemente le corrieran con las pocas cosas era lo peor.

Sus ojitos estaban hinchados, había llorado por tres horas y hasta ahora apenas podía bajar sus cosas del taxi que ya había pagado.

Suspiró entrando a una zona bastante bonita, era un lugar donde vendían departamentos a un elevado precio y estaba seguro de que al menos podía quedarse una semana.

– Bienvenido, ¿en qué puedo ayudarle?.

– Necesito una habitación.

– ¿Sólo usted?.

Asintió, un momento donde sacó el sobre de dinero que le habían dado esa misma noche. No tardó en abrirlo y observar la tarjeta que el beta le había mencionado.

La tomó en su mano extendiéndola a la alfa delante de él, quien abrió sus ojos impresionada.

– Veo que usted es un omega afortunado. Tal vez su alfa es un empresario exitoso.

Realmente no sabía cómo tomar tal declaración, pero no le tomó importancia mientras las teclas fueron puestas delante de él para la contraseña.

Mirando el pequeño papel dentro del sobre, tecleó diez caracteres para observar cuánto dinero tenía en total.

Su sorpresa fue más grande, ni siquiera tenía idea de cuánto dinero había recibido y ahora no lo creía.

– Son 300 mil al mes. ¿Está usted de acuerdo?.

– Sí.

– Puede tener la habitación número 45. Aquí está la llave y puede pagar cada mes aquí. – le extendió un par de llaves y la tarjeta para señalar las escaleras a su derecha. – Bienvenido, omega.

– Soy Jungwon.

– Bueno, joven Jungwon, yo soy Suhyeon. Espero que se sienta a gusto. – fue amable. Algo extraño en los alfas que conocía.

Negó, seguro era su imaginación. De todos modos sostuvo la tarjeta en sus manos para guardarla y avanzar subiendo las escaleras. Mirando con atención los números hasta el 40 donde avanzó por el pasillo.

Sus maletas tenían ruedas, al menos agradecía que desde hace tiempo no tenía muchas cosas.

Sonrió al observar la puerta color negro con el número en plateado.

El pasillo muy llamativo y las luces alumbrando.

Con cuidado abrió la puerta para entrar y prender las luces, impresionándose por la decoración. Las paredes de un tono violeta mientras la cocina parecía tener cerámica más linda.

Suspiró avanzando hasta observar otra puerta, sus manos tomaron la perilla dando con la habitación donde dormiría.

– Vaya...

No quiso ni siquiera saber quién en sus cinco sentidos podía haberle dado una tarjeta con más de 10 millones de dólares a su nombre.

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