NUEVOS INTEGRANTES

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CRYSTAL

                ....La cara de Severino era maravillosamente aterradora, me encantaba que me viese con miedo y cobardía, ya que sabía que era capaz de matar a quien fuese para lograr mi objetivo y ahora era, encontrar al gusano de Mario Puertas...

Mis hombres se mantenían a mi espalda esperando alguna orden o mandato que les indicase atacar sin pensar, pero en parte me estaba divirtiendo viendo a ese hombre asustado mirarme de arriba a abajo como si fuese una aparición y es que para ellos yo debía estar muerta.

  -Hola, Severino -no podía hablar por la mordaza y le pido a Pascual que le retire el pañuelo de la boca -Pablo -el hombre se acerca a mí.

  -Mande señora Catrina.

  -Vaya y verifique con Phil sobre la información que necesito.

  -A la orden señora Catrina -se aleja cumpliendo mi mandato.

  -¿Phil...es Phillip? -pregunta aterrado el hombre que tenía frente a mí.

  -El mismo, pero no te asustes porque soy yo la que te hará daño, no él -mi padre era el narcotraficante más temido y poderoso de todo el continente, su otro casi igual, era mi enemigo mortal Santiago Valverde.

  -¿Qué quiere de mí? !Debía estar muerta!

  -Pues no lo estoy, véame -doy una vuelta modelando sonriendo, el chantaje era el segundo nombre de Crystal -Pero no hablemos de mí Severino, quiero hablar de tu jefe, el malnacido de Mario Puertas -noto una sonrisa en su rostro.

  -¿Acaso no quedó satisfecha con lo que le hizo hace unos años? -Pascual lo golpea en la nariz pero lo detengo, busco entre las herramientas de tortura algo que me haga causarle dolor.

No me sabía el nombre de esas cosas, así que por instinto agarro una que tenía la forma de los dedos, cuando la coloco en mi mano me doy cuenta que servía para golpear y causar mucho daño. Me acerco a Severino suavemente ya que me gusta medir cada paso que doy y lo miro fijamente, luego de imprevisto, lo golpeo sin medir mi fuerza, golpeaba duro en verdad. Vuelvo a hacerlo y me percato que lo disfruto mucho, sádicamente me encanta sentir esa adrenalina de verlo herido a causa de mi mano. Veo que la sangre le recorre la cara y se le quedan marcas debido a lo que usé para herirlo.

  -¿Tienes familia Severino?

  -...no... -lo vuelvo a golpear partiéndole la boca.

  -Señora Catrina, déjeme a mí, no se manche las manos con este miserable -me dice Pascual.

  -No, me encanta hacerlo -en realidad no mentía, lo disfrutaba.

Volví a golpearlo pero esta vez en el abdomen haciendo que se retorciera, aunque las correas no lo dejaban moverse mucho. Pablo hace presencia y me habla al oído, comienzo a reír feliz de la información que acabo de recibir.

  -Pues si no tienes familia, no te importará que asesine a Camila, ¿cierto? -levantó la vista de pronto, el nombre de su hija lo alertó de que yo no jugaba.

  -!Déjala en paz maldita! !No le hagas daño!

  -!Aaahhh! Resulta que me engañaste Severino, muy mal amigo, muy mal -lo vuelvo a golpear y detrás de mí uno de mis escoltas fumaba un cigarrillo, me acerco y se lo arrebato mientras me dirijo de nuevo a mi víctima. Por impulso nuevamente, doy una calada, sabía horrible pero no era la primera vez que me llevaba un cigarrillo a la boca, al parecer Crystal lo hacía a menudo, luego expulso el humo y con la parte encendida lo pego en la mano a Severino, haciendo que gritase de dolor, ya que le estaba quemando la piel -!Dime dónde encuentro a Mario Puertas o tu hija muere! -grité furiosa.

PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora