ENCIERRO

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MARCOS

Se detuvo el tiempo mientras nos veíamos a los ojos, a pesar de no mantener su rostro cubierto de maquillaje y su cabello cuidado, era extremadamente hermosa al natural, tanto que me dolía verla. Se acercó un poco a los barrotes, la tenía a tiro para ahorcarla con mis manos o dejarla sin vida con sólo un disparo de pistola. Me estaba quemando por dentro,sentía que se consumía esa parte vengativa que sólo pensaba en destruir a la causante de los augurios de mi familia...

  -Marcos... -su voz, esa voz suave que sonaba en sus labios me quebraban por dentro -has venido...después de tantas cosas malas...al fin algo bueno... -si supiese que soy todo menos eso, bajé la vista, no quería enredarme con el azul de sus pupilas y perderme aún más -sé que debo darte una explicación pero yo...

  -¿Eres culpable? -me mira extrañada.

  -¿Cómo?

  -¿Que si eres culpable? -me dolía hacer esa pregunta, sabía que ella había sido la autora intelectual pero quería oírlo de sus labios.

Su mirada ahora era de dolor, me estaba matando lentamente.

  -Marcos...todos cometemos errores, me duele que me preguntes algo como eso y mirándome de esa manera...

  -¿Lo eres...Crystal? -la miré fijamente.

  -...no...yo soy inocente -algo me decía que mentía pero prefería creerle a ella.

Se acercó aún más e intentó tocarme el rostro sacando la mano hacia afuera pero me alejé un poco, ella al ver el movimiento la fue recogiendo poco a poco y bajando la vista dolida, me estaba partiendo el alma de una manera extrema hacerle eso a la mujer que...amo.

  -Debo...debo procesar bien todo...yo...lo siento... -digo después de mirarla pegada a esos barrotes que la separaban de mí.

Salgo casi corriendo de allí, prefería que pensara que no me gustaba saber que sería capaz de algo así, a saber el verdadero motivo. Quería dejar de ser yo, por primera vez en mi vida, deseé ser otra persona...

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CRYSTAL

Ver la forma en que Marcos me miraba era tan mortal como una daga envenenada directamente en el corazón, el magnetismo áspero de esa mirada me desgarraban las entrañas destrozando mis sentimientos. Le mentí sobre todas las cosas, demasiado era con saber que estaba siendo acusada por asesinato para sumarle más decepciones. Unas lágrimas resbalaron por mis mejillas mientras lentamente me sentaba en el suelo de esa celda, el hombre que amaba me veía con desencanto y era más que suficiente para condenarme al sufrimiento. Sentía voces y pasos al exterior pero ya por mi parte que hicieran conmigo lo que quisieran, no opondría resistencia. Junté mis piernas y las abracé dejando caer mi cabeza sobre ellas y poder desahogarme un poco. Así pasé quién sabe cuánto tiempo hasta que una voz me devolvió a la realidad.

  -Señorita Simone -era la voz del guardia, no levanté la cabeza y me mantuve en mi sitio -Es necesario que se prepare, será transferida.

Con esas palabras me fui levantando poco a poco, no podía ser cierto.

  -¿Cómo dice? ¿Por qué?

  -Aún se mantiene la investigación y no podemos dejarla aquí.

  -¡Soy inocente! -mentirosa -¡Exijo hablar con mi abogado!

  -Lo hará no se preocupe, pero debe acompañarnos primero en cuanto sea el momento.

No tenía opción, estaba en sus manos desgraciadamente. Me encargaría de vengarme de los Valverde en cuanto pudiese, ya que por su culpa, mi vida ahora mismo era un suplicio.

PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora