Camina hacia mí como si el mundo le perteneciera, con cada músculo de su cuerpo en tensión. Me acecha despacio mientras se guarda el arma en la parte posterior del pantalón. El poco instinto de supervivencia que me queda me grita que huya, que salga corriendo, pero algo me paraliza en el sitio y lo único que puedo hacer es mantenerme de pie y aguantar su envite, como un animal me agarra del brazo y me echa sobre su hombro sin esfuerzo.
—Vámonos —hace un gesto al resto de sus hombres y todos salen detrás de él.
Abre la puerta de uno de los coches con rabia, y me tira sin delicadeza dentro, entrando en el vehículo detrás de mí y yo me aparto todo lo que puedo, dejando mi bolsa entre los dos, como si fuera una barrera infranqueable. Hace un gesto al conductor y salimos quemando rueda de allí. Se oyen sirenas de fondo e intuyo que la policía no anda lejos. No puedes detener el tráfico de una carretera nacional sin llamar la atención de las autoridades, por mucho dinero o poder que tengas.
—¿Por qué no has venido a mí? —su voz es un susurro que se me clava en el alma, hay dolor en sus palabras y una lágrima me resbala por la mejilla sin poder contenerla.
Un suspiro me llama la atención y lo contemplo echando la cabeza hacia atrás y agarrarse el puente de la nariz con los dedos, sin su mirada penetrante puedo contemplar su estado físico y algo me da un vuelco cuando veo sus ojeras y su piel ceniza. Gira su rostro hacia mí y ambos nos volvemos a mirar, pero ahora sus ojos destilan dolor.
Y antes de pensar mis actos me lanzo a su boca, necesito besarlo, necesito sentirlo. He sido una estúpida por negar lo evidente. Una hipócrita por querer convencerme de que podría estar alejada de este hombre y sobre todo, de que él, podría estar alejado de mi.
Devoro sus labios con pasión, y cuando nuestras lenguas se juntan tira de mi cuerpo para ponerme sobre el suyo a horcajadas. Sus manos calientan mi cuerpo como si corriera lava por mi piel, me aprieta contra su cuerpo desesperado por sentirme.
Mis manos ansiosas tiran de su pelo para dejarme acceder a su cuello, y lo noto temblar bajo mi cuerpo cuando nota mi lengua recorrer su garganta. Sus manos agarran mis nalgas y su polla amenaza con atravesar las capas de ropa para penetrarme.
Un jadeo escapa de sus labios y vuelvo a lamerlos con ansiedad, provocandolo con cada lametón de mi lengua juguetona. Me deleito mordiendo su labio hasta que lo oigo gemir en mi boca y mi coño empapa mis bragas, restregándome contra la dureza que reclama mi atención.
Sube sus manos por mi cuerpo hasta agarrar mi cara y me besa con la misma urgencia que mi cuerpo reclama. Estoy apunto de perder la cordura cuando me obliga a parar.
—Pipiola...
—Mierda, lo siento, lo siento...—la vergüenza sube a mi rostro cuando soy consciente de que casi lo follo con sus hombres delante.
Intento bajarme de su regazo pero sus manos vuelven a ser grilletes en mis muslos, impidiendo que me aleje de él y mi rostro se vuelve aún más colorado.
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Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]
RomanceLo que empezó siendo tu ilusión, se convirtió en la peor obsesión de él. Un romance explosivo, dominante y ardiente. Actualización: Completado : Borrador En proceso : ✔️ Verificado y editado [Me siento en la libertad de variar la historia y su conte...