me encontraba frente a la cámara, realizando entrevistas cortas a los jugadores del Tottenham, quienes habían ganado después de un largo tiempo
apenas Son se despidió, divisé a Cuti acercandose sonriente a donde yo estaba. Cuando vió la cámara una idea pareció formarse en su cabeza
saludé cordialmente, como todo profesional, y comencé con la entrevista siguiendo la guía que había hecho con ayuda de Joao
se cruzó de brazos escuchando atento, remarcando los músculos de sus brazos, sin borrar aquella sonrisa tan linda
este hombre me hacía dar ganas de tirar todo a la mierda y comerle la boca, pero tenía que mantenerme en mi papel
— mirá como empezó y mírate ahora, uh? —le sonreí
— si, si. La verdad, siempre lo digo, estoy muy agradecido con mis papás, y con toda mi familia, que siempre estuvieron para hacerme el aguante desde chico —sonó tranquilo
— bueno, algunas últimas palabras para la gente? —cuestioné
— perdoname, negra —murmuró
en un rápido movimiento, antes que pudiese quejarme, colocó una mano en mi nuca y me atrajo a él para robarme un corto beso
le pegué despacio ante el atrevimiento y se despidió de la cámara entre risas y vitoreos de sus compañeros
ahí culminó mi trabajo asi que ayudé a guardar el equipo y me despedí de las personas allí presentes. Sabía que él iba a estar esperando en el auto
al llegar al auto tomó mi mano y me acercó a él plantando un pico en mis labios
desde que entró a casa las cosas se sentían raras. Si bien no estaba enojada, él actuaba raro siempre que estaba alrededor mío. Extrañaba las cosas como eran y no sabía qué hacer para volver
al parecer esto ayudó un poco, ya que volvió a sonreirme como siempre
— no me pensabas contar vos? —dijo divertido
— era sorpresa, otra vez —me encogí de hombros mostrandole una sonrisa inocente
— cada vez que vengas va a ser sorpresa? sería más fácil si vinieras conmigo —acomodó mi cabello
— ya se, pero me gusta cuando me encontras ahí de sorpresa. Sonreís re lindo
— re chamuyera —me empujó suavemente
— igual me amas, no te podes quejar —retruqué
— la verdad que si. Así de loca, caprichosa y chamuyera, yo te amo —suspiró— Nunca cambies Jaz, sos una personita de luz
formé un pequeño puchero ante su definición de mí
— yo se que tengo mis cosas pero de verdad te amo. Perdoname por haber entrado así el otro día, actúe sin pensarlo
acaricié su mejilla delicadamente
— yo también te amo. Pero no hace falta que te disculpes, no es tu culpa, a veces los traumas y las inseguridades son más fuertes que nosotros... —expliqué
— a veces siento que no te merezco, sos un sol —sujetó mi rostro con ambas manos y plantó varios besos cortos en mis labios
solté una risa, la cual salió entrecortada por sus labios. No podía enojarme con él. Ni mucho menos, seguir lastimandolo. Se merecía un poco de paz después de todo lo que vivió con el tema de su ex, y yo quería dárselo
yo lo quería conmigo. Hoy, mañana y, ojalá, para siempre. Él fue quién me enamoró de adolescente y, a día de hoy, sigo profundamente enamorada
— comamos juntos. Lo busco a Valen y compramos unas hamburguesas —se tocó la panza liberandome
— pero vos no te tenes que cuidar? —fruncí el ceño
— un permitido —dijo inocente— Vamos, dejemos de boludear —dejó un suave golpe mi nalga derecha
abrí la puerta y me senté de copiloto sin problema mientras él daba toda la vuelta para manejar. Nos pusimos el cinturón de seguridad y colocó música para el corto viaje hasta la escuela de Valen
ya lo extrañaba y eso que no había pasado tanto tiempo. Supongo que ya se me hizo costumbre convivir con ellos
— y? viste que tu futuro marido es bueno jugando? —soltó
— me dijiste lo mismo de chicos —recordé
— es verdad! —pareció darse cuenta— Bueno, tenía razón, no?
— futuro marido, todavía no tengo mi anillo —reclamé en broma
— esperame un tiempito cortito más y lo vas a tener. Todo lo que mi mujer quiera —tomó mi mano y la acercó a su rostro para plantar un beso en mis nudillos
— te convenía —reí— Tengo que ser la única mujer con la que interactúes —lo jodí
— te haces la loca y si te cojo te quedas tranquilita —blanqueó los ojos
me solté de su agarre indignada y golpeé su brazo
— vos querés chocar Jazmín? quédate quietita
— uh, no. Vos te estas haciendo el vivo y te voy a cagar a bifes —lo apunté divertida ante nuestra pelea en broma
— bifes los que te voy a dar en el orto a vos. Espera el festejo, mi amor
créeme que lo espero con muchas ansias, pero en silencio, porque lo que menos quiero es que se agrande ahora
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