Historias de la Familia Black (Marauders)

Walpurga

Walpurga Black, 1967

La ovación tras verle soplar las velas se extiende por toda la sala, hasta el fondo. Sirius sonríe a la cámara de fotos, y Orion posa una mano en su hombro mientras Kreacher se lleva la tarta a la cocina. No es la tarta que vamos a servir, solamente era la tarta para la fotografía.

Regulus junto a mí, mira la habitación avergonzado, agobiado por la multitud. Se rasca nervioso la mano, si sigue así se abrirá una herida.

La fiesta no es grande, solo hemos invitado unas cien personas, que, en comparación a celebraciones importantes, no es mucho. Pero Sirius es el heredero, y sus cumpleaños son una celebración cada año, un triunfo para todos.

La tarta sale flotando en fila, cada comensal toma un trozo servido frente a él, me acerco al inicio de la mesa con una sonrisa. No es necesario que llame la atención. "Buenas noches a todos, otro año más reunidos para celebrar, otro año más que debéis aguantar mi pobre discurso antes de comer", la gente se ríe, es divertido decir lo que es verdad, "Este año celebramos el octavo cumpleaños de Sirius, ponte en pie hijo", obedece, sin mirar al público, avergonzado fija la mirada en Regulus. "Un joven capaz e inteligente, que cada día demuestra su valía para gobernar la Casa de Black. Quiero pediros un aplauso a las familias aquí presentes, por el esfuerzo de reunirnos, y por los lazos que nos unen".

El aplauso es más largo que corto, y Sirius me mira con una sonrisa. Esta tan orgulloso de ser quien es, aunque cada día demuestre que no es más que un niño inmaduro. Un bromista tonto. Intenta tanto llamar la atención y molestar que hace bastante que nadie le presta atención.

Me siento. Orion toma el primer trozo de tarta, toda la mesa come. En ningún momento se guarda silencio, pero entonces se escucha un grito espantoso. La gente se levanta nerviosa, ¿tarta envenenada? ¿Ataque del ministerio? ¿Redada de La organización? Pocos se han molestado en afiliarse y apoyar al grupo, todavía. Los Black les apoyan desde el inicio. Cualquier iniciativa contra las alimañas de la magia es apoyada por los Black. No, no es eso. No hay traidores o asesinos en la sala. El grito sale de un cuadro.

El tío Agamenon grita desde su cuadro, enfadado. Que forma de arruinar una velada.

"¿Quién ha sido? ¿Quién ha sido!", grita pegándose contra el borde. Alguien ha manchado el cuadro, ha pintado símbolos prohibidos, del movimiento sangre sucia.

Me levantó de la mesa, no puedo gritar delante de tanta gente. Sirius no debería conocer aquellos símbolos, no ha podido ser él. No hemos incluido eso en su materia.

"Sirius...", comienza Orion. Le interrumpo.

"Kreacher, descolgar al tío Agamenon", el elfo aparece junto a dos más. "Dejad el cuadro en el salón. Después de la comida se llevará una exhaustiva investigación", declaro tranquila. Mientras me siento miró a Orion, le advierto que se mantenga callado con una sola mirada. La ve, y la ignora.

"Sirius Orion Black, ¿qué significa esto?", Sirius le mira desconcertado. Ay, por favor. Menos mal que solo está invitada la familia cercana. Me fijo en los invitados. Demasiados jóvenes, demasiada nueva generación, va a resultar complicado saber quién ha sido.

"No lo sé, padre, no comprendo que es ese signo, ¿por qué grita el tío?".

"Por supuesto que no ha sido él, Orion", digo riendo. Me mira confundido. Guarda silencio. "Ningún hijo mío conoce el significado de esos signos", él no podría saberlo, si no mira nunca el temario de lo que les enseñan. Que poco le importa lo que suceda en la casa mientras no manché su reputación. Asiente y Sirius me mira dudando.