Walpurga Black, 1963
"¡Cállate!".
"¡Largo de lengua, cerebro de paja, anormal...!".
"Si yo lo he hecho... ¿Te enteras? ¡Si yo lo he hecho, ha sido porque me da la gana! ¡Por qué no me das otra opción!".
"¡Si solo pudiera te arrastraba fuera de esta casa! ¡Arrastrado!".
"¡Víbora! ¡Me ahorcas! ¡Neurótica! ¡Eres una loca!".
"¡Los niños la han visto! ¡Los vecinos lo habrán notado!".
"¡Qué se enteré todo el barrio si quiere! ¡Qué me importa? ¡Qué me importa a mí?".
"¡Sirius la ha visto entrar! ¡Eres un maldito monstruo!".
"¡No quiero seguir hablando!".
"¡No hemos terminado! ¡Esta es mi casa! ¡La casa de mi padre!".
No se gira, se va. Agarró el jarrón más cercano y lo lanzó contra la puerta. No vuelve, no la abre. Se marcha como si no me escuchará. Cerrará la puerta de su despacho, se sentará toda la tarde, pero si creé que esta vez lo voy a dejar pasar... Maldita sea, me arrancaría el pelo. ¿Con qué estoy casada? ¿Con qué?
Se abre la puerta, me giró dispuesta a arrancarle el bigote.
"¿A qué vuelves!".
"Madre...".
"Sirius no te muevas, se ha caído un jarrón. ¿Qué haces aquí? ¿No te dije que subieras a tu cuarto? ¡Por qué me desobedeces?", no se mueve. Quieto junto a la puerta, asustado. No ha podido escuchar los gritos por el hechizo. Pero no le puedo... No es su culpa, no debo... Me acercó y le tomó en brazos.
"¿Le enfadó lo que dije de padre?".
"No, me enfadó que salgas de tu cuarto sin permiso".
"¿Estaba llorando?".
"No, es que un poco de polvo se me metió en este ojo".
"¿Quiere que le sople?", me río.
"No, Sirius, ya se me ha pasado...", tomó su carita con una mano, estrujándola. "¿Y qué es lo que quieres?".
"No encuentro mi tren", subimos las escaleras. La puerta del dormitorio de ese desgraciado esta trancada.
"Tienes que jugar solo".
"Pero no encuentro el tren, los vagones no se mueven sin tren".
"Sin locomotora".
"Locomotora".
"Accio locomotora", sale de debajo de la cama. Menudo desastre, para qué quieres tantos elfos domésticos si ninguno puede mantener el orden de las habitaciones. "Me parece que has buscado poco".
"¿Te quedas a jugar?".
"No puedo hacer eso, no me pidas esas cosas, estoy muy ocupada", respondo bajándole. Se queda parado en la habitación. No sé qué más hacer, pero no recordará nada de esto mañana, tiene cuatro años.
"¿Cuándo vuelve Regulus?".
"Regulus va a quedarse unos días en el doctor, por eso tienes que jugar solo".
"¿Te disgustaste conmigo...?".
"No, te he dicho que no estoy enfadada".
"No te disguste conmigo, que todos los días estudio muy bien la gramática", sonrió, es cierto. De cuclillas miró los vagones, las vías a montar. No me voy a sentar a jugar, no tengo la paciencia, pero lo miró.
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Historias de la Familia Black (Marauders)
De TodoLa Casa Black es una de las más grandes y antiguas familias de magos y brujas de sangre pura de Gran Bretaña, y muchas familias de magos están emparentadas, aunque sea lejanamente, con ella. A finales del siglo XX, la familia Black se extinguió, má...