🍎Capítulo 16: Un Juego Peligroso🍎

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**Narrador omnisciente**

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**Narrador omnisciente**

El caos reinaba en el Infierno. Tal como Adán había anunciado tres meses atrás, los ángeles exorcistas comenzaron su ataque sin piedad, dirigiéndose tanto al Hazbin Hotel como a los habitantes del reino. Charlie, junto con sus amigos, luchaba por mantener su sueño de redención en pie. Alastor había recurrido a Rosie, una poderosa aliada del Barrio Caníbal, quien no dudó en proporcionar refuerzos. Por otro lado, Vaggie había convencido a Carmilla Carmine, líder de un poderoso grupo, para que entregara las únicas armas capaces de hacer frente a los exorcistas: las codiciadas armas celestiales.

En medio de la batalla, Charlie, Angel Dust y Husk peleaban hombro a hombro contra las fuerzas de Adán y su segunda al mando, Lute. El hotel, ahora fortificado con los recursos de sus aliados, se convertía en un símbolo de resistencia para los condenados.

Mientras tanto, en el castillo del Anillo del Orgullo, Alanís se encontraba en el baño, con los nervios a flor de piel. Sostenía en sus manos una prueba de embarazo recién realizada. Cuando el resultado positivo apareció ante sus ojos, su corazón se aceleró al máximo.

—No... no puede ser... —susurró para sí misma, su voz temblorosa mientras sus orejas de cordero se caían hacia los lados. La princesita corderita sintió cómo un torrente de emociones la invadía: miedo, incertidumbre y una profunda inquietud.

Su mente no dejaba de correr en círculos. *¿Cómo le iba a decir esto a Lucifer? Él está ocupado enfrentando una guerra, ayudando a su hija... No puedo distraerlo con esto... pero tampoco puedo esconderlo para siempre.*

En ese momento, la puerta del baño se abrió de golpe. Alanís dio un respingo, ocultando la prueba rápidamente detrás de su espalda. Allí estaba Lucifer, con el ceño fruncido y una mirada de urgencia en su rostro.

—Alanís, no salgas de aquí —ordenó con su tono autoritario mientras cruzaba el umbral del baño. Su presencia llenó la habitación—. Los ángeles exorcistas han llegado al Infierno. Han atacado el Hazbin Hotel, y Charlie está luchando. Tengo que ir a ayudarla.

Alanís lo miró, intentando mantener la compostura mientras escondía la prueba positiva en el bolsillo de su vestido.

—¿Charlie está bien? —preguntó, intentando desviar la atención de sí misma.

—Por ahora, sí. Pero necesito asegurarme de que siga así. Este ataque no es cualquier cosa, Alanís. Es una declaración de guerra. Adán no descansará hasta destruir lo que queda de nuestro mundo. —Lucifer dio un paso hacia ella, tomando su rostro entre sus manos y mirándola fijamente—. Quédate aquí, ¿me escuchas? No salgas del castillo.

Alanís asintió rápidamente, incapaz de decir nada más mientras sentía el peso de su secreto en el pecho.

—Lo haré, mi señor. Tenga cuidado... —murmuró con un hilo de voz.

Una Sumisa para Lucifer Morningstar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora