Capitulo 009

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Berlín había tenido la chaqueta en su casillero toda la mañana y era una lástima que no hubiera visto a Billy ni una vez, lo cual era completamente extraño ya que Billy siempre la molestaba todas las mañanas tan pronto como llegaba a la escuela.

Todavía no tenían clases, lo que probablemente lo explicaba.

Antes de que se diera cuenta, llegó la hora del almuerzo y terminó llevándose la chaqueta de cuero a la cafetería, con la esperanza de que Billy estuviera allí. Tuvo que cargar la chaqueta de cuero durante media hora.

Se colocó la chaqueta sobre el antebrazo, agarró su bandeja de comida y se puso en la fila. La señora de la cafetería puso una gran porción de pizza en su plato, sólo porque le tenía cariño, Berlín lo supuso. Agarró un cartón de leche, una manzana y salió de la fila después de haber conseguido todo lo que necesitaba.

—¡Berlín! - Grito Steve detrás de ella.

— Steve, hola ¿que tal?

— ¿Esa chaqueta es tuya?

— Oh no, es, no importa ¿Sabes donde esta Billy?

— ¿Hargrove? Sí está en la cancha. ¿Por que?

— No importa, nos vemos Steve, adiós.

Sin dejar que este pronunciera otra palabra salió caminando al exterior.

En donde vio a Billy recostado en las bancas, hablando con una chica, Chrissy, la recordaba estaba en la clase de la señorita Click, era agradable.
Tomo la chaqueta y camino a Billy.

— Billy. - Hablo

Billy dirigió su mirada, sonriendo, estaba feliz.
Chrissy la saludo, despidiéndose de ambos antes de tomar sus pompones y regresar a la cancha.

— ¿Eres amigo de Chrissy?

— ¿La conoces?

— Si, tenemos una clase en comun¿Es como una conquista nueva?

— No suenes tan celosa, es solo, creo que es una amiga, no es una cita.

— Quisieras Billy. - ella levantó su mano extendiendo la chaqueta. - Olvide por completo ayer que la traía puesta.

— ¿Y el cassette?

— Lo tengo en mi casa, olvide traerlo lo lamento, te lo daré después.

— Esta bien, puedes darmelo mañana.

Berlín se sentó al lado de el, tomando su bandeja.

— Me gustó mucho una canción, no eres tan malo como supuse.

— Te daré otros si deseas.

— Me viene bien, gracias Billy.

Dejo caer su cabeza en la banca de atrás. Berlín visualizo un pendiente en la oreja de Billy, siempre tuvo curiosidad.

— ¿Cuándo te perforaste la oreja?

— Tenia trece o algo así. Lo hice yo mismo.

— ¿Te perforaste la oreja tú mismo?!

— Solo necesito una rodaja de manzana y un cubito de hielo, eso es todo -dijo Billy, encogiéndose de hombros como si fuera la cosa más sencilla del mundo.— Si quieres, puedo hacerlo por ti.

Berlín se asombro por lo último ¿Billy había notado que no tenía pendientes? No, Billy no se fijaba en esas cosas.

Berlín se llevó la mano a la oreja y sacudió la cabeza. — No, eh, gracias, pero no, gracias. Es doloroso, ¿verdad?

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