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Narrador externo. Machu Pichu, Perú. Día número 59.
El dormitorio permanecía prácticamente a oscuras durante aquella mañana, a pesar de que el sol hubiera salido hacía un par de horas. La única luz presente en ese momento, que permitía no solo identificar objetos, sino que también rostros, era la que provenía de los pequeños espacios que dejaban las gruesas cortinas.
Durante en transcurso de la noche, los dos habían estado moviéndose de forma inconsciente por la cama. Sin embargo, de una forma u otra, siempre parecían encontrar la manera de volver a estar juntos.
Ahora se encontraban en una posición muy similar a la misma que habían adoptado horas antes cuando Olivia le abrazó. Daniel estaba tumbado boca arriba, rodeándola con el brazo mientras ella descansaba en uno de sus hombros y parte de su pecho, junto con uno de sus brazos rodeándole el torso al chico.
Poco a poco, Plex fue abriendo sus ojos lentamente, levantándole de forma natural y sin necesidad de que su alarma sonase. Observó su entorno, estando algo desubicado por el cansancio.
Soltó un pequeño bostezo y giró un poco su cuello sobre la almohada para encontrarse con el rostro dormido de Olivia. Como ya se ha mencionado, la luz era prácticamente escasa, pero aun así, podía identificar su rostro a la perfección.
Se la notaba calmada y era exactamente como se sentía ella en realidad. Escuchaba el corazón de Daniel cuando estaba ahí apoyada y ser mecida por su respiración lo complementaba a que se sintiera muy cómoda ahí.
El joven se giró de nuevo para extender el brazo y pulsar un par de veces la pantalla de su teléfono, para comprobar la hora. Pudo observar que aun quedaban unos veinte minutos para que sonase la alarma que habían acordado la noche anterior entre todos los miembros del grupo.
Su mano recorrió desde la mesita de noche hasta la mejilla de Olivia, posándose sobre esta y acariciándola suavemente con el pulgar. Aquel leve cosquilleo, provoco que ella también se comenzase a despertar y eso podía notarse en la forma en la que sus ojos se movían ahora.
Daniel sintió la timidez de la que se caracteriza apoderarse de su cuerpo, como si toda la valentía que anoche había tratado de transmitir, se hubiera esfumado. Al fin y al cabo había dormido con la chica que le gustaba, a pesar de que la situación fuese complicada, ¿a quien no le podrían nervioso esa situación? Cerró los ojos para evitar que la situación fuese algo cortante.
-Mmm- murmuró Olivia segundos antes de abrir los ojos y bostezar un poco.
También se encontraba algo perdida y su sorpresa apareció al ver lo cerca que estaban el uno del otro. Desde luego, cómo había afirmado, eran adultos y esa situación de compartir cama no debería ser incómoda. Y era justo lo contrario a aquella última palabra, pues se sentía en una nube de seguridad estando a su lado.
