Capítulo 28

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Narrador externoPerú

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Narrador externo
Perú. Día número 58.

Sus labios se movían suavemente al principio, explorando, aprendiendo el ritmo del otro. Poco a poco agarraba intensidad, o mejor dicho, velocidad, como si no pudieran reprimir las ganas de hacerlo. La presión aumentaba gradualmente, convirtiendo lo que había comenzado en un gesto suave en algo más firme y urgente.

Sus manos se encontraron en mitad de la acción, pero no era como otras veces. Esta vez, parecía como si fuera irreal. Sentía como si el resto del espacio al rededor de ellos hubiera desaparecido. Olivia comenzaba a ignorar como se movían sus labios y a percatarse de lo que realmente estaba sucediendo. Abrió sus ojos.

El rostro de Daniel no parecía ser el mismo, es más, conforme lo miraba podía notar cierto parecido con...¿Adrian?

-¡Ah!- dejó escapar un respiro asustado al levantarse de golpe de aquel sueño, dejando caer la almohada que abrazaba cuando dormía- solo ha sido una pesadilla- se reconfortó a sí misma susurrando y viendo que aún era de noche decidió intentar dormir de nuevo.

Sin embargo, el mismo escenario se repetía una y otra vez en sus diferentes sueños.

Habían pasado un par de días desde que todo había ocurrido. No solo aquel día se había enterado de todo lo que Adrian hizo en año nuevo, si no que Daniel y ella se habían besado a las horas de que eso sucediera. Era mucho que asimilar y sin duda su cabeza le estaba pasando factura.

Durante los días anteriores, todo se había vuelto algo incómodo. Por una parte, Adrian y ella trataban de convivir de la forma menos violenta posible, pues él pretendía actuar con normalidad y ella no podía olvidar lo ocurrido. Sabía que tarde o temprano volverían a ser amigos, pero aún no había llegado ese momento.

Por otro lado estaba Daniel, con el que casi no había hablado desde que se besaron durante el vuelo hacia donde ahora se encontraban. A ambos les daba algo de vergüenza tocar el tema, a pesar de que en el fondo deseasen que se repitiera. Pero de nuevo, era mucho que asimilar.

Es por ello que Olivia no comprendía por que su mente le seguía trayendo imágenes sobre el editor, pues para ella, él ya no significaba nada, románticamente hablando claro. Le decepcionó y sus sentimientos habían cambiado drásticamente.

Al cabo de unas horas, la cápsula en la que habían pasado la noche se iluminó al completo y las cortinas que la rodeaban dejaron de ejercer su función. La luz a aquella hora del día y en un lugar tan despejado como aquel era imposible de esconder.

Para poder ir a desayunar era necesario subir a otra de las cápsulas que se encontraba en ese lado de la montaña, por lo que echarían mano de los arneses que utilizaron el día anterior. Sin embargo, esta vez no contaban con un monitor que les ayudase a ponerlos, por lo que fue todo un caos y más teniendo en cuenta el pequeño espacio en el que estaban.

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