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Narrador externo Lima, Perú. Día 61.
-¡Ya casi acabo!- exclamó Olivia desde el interior del cuarto de baño en el que se estaba cambiando, pues había notado que estaba tardando más de lo esperado.
Observó su reflejo en el espejo que tenía delante, admirando lo bien que le sentaba aquel bikini de color vino, el cual le favorecía bastante al rostro. Alcanzó uno de los albornoces blancos que había en el baño y se lo colocó al igual que anteriormente habían hecho Daniel y Adrian.
Ambos chicos esperaban sentados en una de las camas a que ella terminase de prepararse para ir al spa del hotel.
Al abrir la puerta, los dos se levantaron a observarla. El albornoz a penas dejaba ver como el bañador entallaba su cuerpo, pero los pequeños huecos que permitían que se viera algo de su piel, dejó a los chicos con la boca ligeramente abierta.
Su mirada era penetrante y sus pensamientos, mejor que permanecieran dentro de la cabeza de cada uno.
-¿Nos vamos?- preguntó ella al ver que ninguno se movía. Se acercó a una pequeña cómoda para dejar su teléfono y algunas pertenencias más, pues no las llevaría con ella para ir al spa.
-Em eh- balbuceó Adrian, aún hipnotizado por como se veía la chica. Se aclaró un poco la garganta y trato de enunciar una frase con sentido.
-Si, vámonos- Plex le dio una palmada en la espalda a su amigo para que reaccionara y se rió por la reacción que tuvo- señorita- dijo abriendo la puerta, dejando que ella pasase primero.
Olivia sonrió y salió de la habitación, en dirección al ascensor más cercano.
-Esto es muy difícil sabes- susurró Adrian al lado del más alto, quien cerraba la puerta- es un recordatorio constante de lo mucho que la he cagado- explicó refiriéndose a la forma en la que Olivia tenía de verse.
Ya no solo físicamente, su actitud tenía gran influencia en Adrian. Y claro está, que en el chico que tenía a su lado también.
-A quien no le jodería perderla- respondió, más fuerte de lo que pensaba y rezó por que no se hubiera escuchado. Sin embargo, ya era muy tarde.
-¿Cómo? ¿Qué significa eso?- la voz del moreno era ahora algo temblorosa, debido a la incredulidad.
-Estoy hablando... mmm- trató de buscar alguna excusa- estoy hablando de forma hipotética- asintió, intentando creerse sus propias palabras- digo que a mi también me resultaría difícil tu situación- ni siquiera se planteó si aquello tenía mucho sentido, pero pareció funcionar.
