ESTA ES UNA ADAPTACIÓN CHESTAPPEN
Un policía con grandes aspiraciones, deseaba más que nada en este mundo ser un gran detective y todo parecía que estaba a punto de lograrlo, lo que nunca pensó fue que en medio de ese caos, encontraría la pasión y e...
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PALPITACIONES. Fue todo lo que pude sentir al principio. Y luego un peso en mi pecho, la sensación de las suaves sábanas de Sergio y una manta encima de mí. Obligué a mis ojos a abrirse.
—¡Miau!
Sassy me gritó en la cara. Gemí, rodando hasta que saltó fuera de mí. Sin el peso sobre mi pecho, podía respirar mejor. Estoy de vuelta en la habitación de Sergio. Mi mente estaba confundida hasta que recordé lo que había hecho Sergio.
Los latidos en mi cuerpo se intensificaron al imaginar cada momento anterior. Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado antes, pero aún podía saborear la sangre en los besos de Sergio y sentir su pene reclamándome una y otra vez.
Salí de la cama y me detuve tan pronto como el suelo chirrió. Cuando Sergio no entró corriendo, seguí moviéndome. Busqué en el cajón y encontré mi ropa.
—"Tenemos que salir de aquí, Sassy", —murmuré. — "Esta vez de verdad. No podemos quedarnos, lo sé nena te gusta estar aquí, te gusta Sergio, pero andando".
Mi trabajo estaba esperando; Mi carrera y mi futuro estaban en juego. Si me quedaba con Sergio, estaría tirando todo eso a la basura. Caminé hacia la puerta del dormitorio, mi corazón se aceleró cuando la abrí.
—"¿Qué demonios estabas pensando?"
—"Sé lo que estoy haciendo" —respondió Sergio.
—"¿Tú? ¿No te recordé lo que pasa cuando crees que tienes todo bajo control?" —Espetó el hombre —"¿Dónde está?"
—"Déjalo en paz" —la voz de Sergio se hizo más profunda, casi un gruñido. —"Si lo tocas"...
—"¿Qué harás?"
—"¿Se calmarán ustedes dos?" —Esa fue una voz que reconocí. Carlos. —"¿Desde cuándo tengo que ser la voz de la jodida razón?"
Maldición, ¿esa otra voz es Fernando?
Un sudor frío se arqueó por mi espalda. De todos los miembros de la familia, él era el más peligroso. Su expediente era más grueso que el de cualquier otra persona, y las cosas que había hecho... me estremecí. No puedo pensar en eso. Tengo que salir de aquí.
Me tomó todo lo que había en mí para calmar mi respiración. Mis pies bajaron las frescas escaleras uno por uno. Los zapatos que estaba a punto de ponerme estaban junto a la puerta principal. ¿Podría siquiera alcanzar eso? Mantuve a Sassy aferrada a mi costado. Por lo general, estaba callada cuando estaba conmigo, y recé para que se mantuviera así. Entré en la habitación de invitados y saqué mi billetera de los pantalones que llevaba puestos. Sin llaves.
