Toya Todoroki, un encantador empresario en el auge de sus treinta años, pensó que tenía todo lo que quería en la vida. Como heredero de una gran fortuna, podía darse todos los caprichos que deseaba y su atractivo físico atraía a cualquier persona qu...
Querido Tenko, no pude comprenderte desde el principio, pero ahora estás en mis brazos, mi amor por ti es más fuerte que nunca. Ahora que estoy a tu lado, la vida parece más ligera y menos complicada.
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POV NARRADOR
El peliblanco y el azabache habían pasado por mucho en los últimos tres días. Aunque su relación había empezado en un momento complicado, con Toya aclarando sus sentimientos y Tenko luchando contra su adicción, juntos estaban consiguiendo el amor verdadero. A medida que sus sentimientos crecían, el pelinegro y el albino sentían que su conexión se intensificaba.
Estaban en el auto del más alto, estacionados frente a la clínica donde el de ojos rojizos sería atendido el ojiazul sonrió, miró los orbes color carmín. Sus manos sostenían suavemente las del peliblanco. -"No te pongas nervioso, bebé"- Dijo el mayor con voz suave y tranquilizadora. -"Estoy aquí contigo en cada paso del camino"- Sus dedos trazaban pequeños círculos en el dorso de las delicadas manos, con un toque sutil destinado a consolarlo. El ángelito dejó escapar un suspiro tembloroso, sus regordetes labios temblaban levemente. El peso de la inminente reunión con el doctor pesaba sobre sus hombros y los nervios parecían arrastrarse bajo su piel. Mientras el pelinegro hablaba, Tenko asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Las palabras de apoyo resonaban en sus oídos. -"Lo sé"- murmuró débilmente. El de ojos marinos miró al precioso chico frente a él, su expresión denotaba cierta preocupación. Notó el temblor en su voz, la tensión en sus hombros, y eso lo alertó. Algo no estaba del todo bien. Se inclinó más cerca, su mirada estudiando el tierno rostro, tratando de descifrar las emociones de su novio. -"Has estado más callado que de costumbre"- Observó el azabache, con voz suave pero con un dejo de intranquilidad -"¿Estás... Feliz?... Quiero decir, eres feliz conmigo?"- Hizo una pausa, esperando respuesta. La pregunta quedó suspendida en el aire entre ellos, con un peso significativo. Tenko suspiró suavemente, la cuestión que el mayor le había planteado era simple, pero le costaba responder. Miro los orbes azulados, buscando la respuesta en ellos -"¿Feliz?"- Repitió, con voz temblorosa mientras intentaba mantener la compostura -"Sí, porque te tengo a ti"- El de cabello oscuro notó el temblor en la suave voz, extendió la mano con suavidad y sus dedos rozaron la delicada mejilla, buscando darle tranquilidad. -"Llevas tres días sin consumir y estoy orgulloso de ti"- Murmuró, su voz transmitía un apoyo genuino. Continuó con su mirada oceánica llena de determinación: -"Pero sabes que estos chequeos médicos son necesarios. No se trata solo de estar limpio, bebé... Se trata de tu salud. Asegurémonos de que estás bien"- El labio inferior de Tenko tembló, las palabras de Toya lo impactaron. El recuerdo del chequeo y el motivo detrás de él pareció tocar un punto vulnerable, tomó la mano del más alto entre sus delgadas y pálidas manitas sujetándola como si fuera un salvavidas. -"Yo..."- Empezó, con voz apenas superior a un susurro -"No quiero hacerlo"- Los preciosos orbes rojos del angelito tenian una mezclá se vulnerabilidad y miedo, se encontraron con los zafiros del azabache -"Tengo miedo"- Admitió en voz baja. Las manitas del tierno y adorable chico fueron apretadas con cuidado -"Mi amor"- Dijo con un toque reconfortante, su mano libre acariciaron el suave rostro con delicadeza -"Sé que tienes miedo, pero estoy aquí contigo, en cada paso del camino. Me importa tu felicidad más que cualquier otra cosa. Siempre estaré contigo en estas citas y te prometo que me aseguraré de que nada ni nadie molesto se acerque a ti. Todo lo que quiero es verte feliz y saludable."- Acercó el frágil cuerpecito contra su musculoso marco y lo envolvió en un abrazo.
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