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Keigo, mirando hacía el futuro veo una vida sin ti. Fue doloroso para mí aceptarlo, en el pasado no lo hubiera conseguido, pero necesitábamos cerrar el ciclo y ponerle fin a nuestra intensa y dañina relación. Me encontré a mi mismo, mi felicidad, y aunque fuiste parte de ella en mi pasado, se que ahora no existe un "felices para siempre" entre tú y yo.

POV KEIGO

Estaba caminando por el vecindario donde Jin mencionó que vivía Tenko, un barrio viejo que contrastaba con lo habitual en Tokio. Llevaba mi uniforme de policía, y era evidente que los civiles no eran amistosos, ya que me miraban con sospecha, recelosos de la presencia policial.
Me acerqué a un hombre de mediana edad, quien me miró con curiosidad. -"Hola, estoy buscando a un joven, llamado Tenko. Solía vivir por aquí. ¿Lo has visto? Tiene cabello blanco hasta los hombros, es bastante delgado, creo que trabajaba en el bar de allí"- Señalé el lugar.
Ante la mención del mocoso que me quitó a mí novio, el señor pareció reaccionar -"¿Tenko? Hace casi un mes que no lo veo por aquí. Normalmente se mantiene apartado y no habla con nadie de la zona."-
Comencé a sentirme impaciente, pensar en que Toya fue capaz de llevarlo a su casa me carcomía -"¿Alguna idea de dónde podría haber ido?" El hombre negó con la cabeza, pero una mujer mayor, casi anciana que pasaba escuchó la conversación y mencionó -"Lo vi salir en un auto una mañana, con un tipo alto, de pelo negro. Parecían tener prisa."-
Mi expresión se oscureció al darme cuenta de la identidad del pelinegro, mis puños se apretaron mientras procesaba la información. Sin embargo la señora en su inocencia continuó, sin notar mi expresión -"Él habló con el dueño del bar donde trabajaba Tenko. Al parecer, pagó todas las deudas del niño y se fueron juntos. Recuerdo que se veían como si fueran novios."-
Podía sentir mi ira hirviendo en mi interior, le agradecí a la mujer y me alejé. Mis puños estaban tan apretados que los nudillos se pusieron blancos. No lo pensé, furioso me dirigí a mí patrulla, encendí el motor y tomé rumbo a la casa de mi ex, Toya lo había llevado a vivir con él, incluso había pasado por el vecindario a pagar sus deudas, me sentía ofendido. ¿Por qué ese mala vida obtenía tanto amor y atenciones?

 ¿Por qué ese mala vida obtenía tanto amor y atenciones?

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POV TOYA

Allí estaba yo, parado junto a la ventana que daba al jardín, podía ver a lo lejos a Tenko junto a una de las sirvientas. Estos últimos días el había adquirido el hábito de las plantas, me alegraba,
yo siempre le echaba un ojo, pero no podía evitar sonreír con cariño al pensar que él comenzaba a desarrollar actividades independientes tras dos semanas de dura recuperación.
Salí hacía el patio, rodeé a mí angelito con un brazo atrayéndolo hacía mi, oí que tarareaba mientras torpemente acariciaba los pétalos de una flor. A pesar de todo se notaba muy ansioso. -"¿Estás bien, mi amor?"- Le pregunté y pude notar un ligero estremecimiento, pero rápidamente se derritió ante mi tacto. -"Estoy bien"- Murmuró, sin embargo sus manitas delataban su estado de ansiedad -"S-solo... ¿P-podemos dar un paseo por el parque como hacemos todos los días?"- Preguntó mientras se acomodaba quedando frente a mí.
Lo noté nervioso, pero no hice comentarios al respecto, sabía que aún tenía sus razones para sentirse así, jamás lo presionaría. Lo acerqué con suavidad y dije -"Si, podemos, suena bien, puede despejar nuestra mente" Dije con una risita, para luego hacer una pausa recordando algo -"De hecho podemos pasar por unos Tayakis de regreso"-

 Lo acerqué con suavidad y dije -"Si, podemos, suena bien, puede despejar nuestra mente" Dije con una risita, para luego hacer una pausa recordando algo -"De hecho podemos pasar por unos Tayakis de regreso"-

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POV NARRADOR

Ambos iban saliendo de la mansión tras darse una ducha juntos y compartir algunos besos durante el baño. Tenko se veía extremadamente feliz, su cabello níveo desordenado le daba cierto encanto, y aunque había abandonado sus viejas ropas por algunas mas bonitas que el azabache le había regalado lucía igual de lindo con ropa vieja, con el overol de jardinería o con la ropa cara que el ojiazul le regalaba.
-"¡Toya! Ya quiero llegar, quizás... ¡Quizás hoy también pueda jugar con un perrito!"- Exclamó con tono infantil, mientras una sonrisa se extendía por su tierno rostro. Se agarró al brazo músculoso del mayor y empezó a tirar de él con impaciencia -"¡Vamos, vamos! Quiero encontrar una banca libre."- Sin embargo su estómago gruñó, era gracioso teniendo en cuenta que apenas habían pasado dos horas desde el almuerzo.
El de ojos marinos no pudo evitar sonreír, encontraba adorable el entusiasmo y la emoción de su precioso príncipe. Pensaba en la idea de regalarle un cachorro. Y se dejó llevar, divertido por la reciente energía de su pequeño ángel -"Tranquilo bebé, los perros no se van a ir a ningún lado, además quizás sea hora de que tengas una mascota"- Lo dijo de forma casual, sabía lo que había pasado con el anterior perrito del ojirubí, no iba a insistir si no estaba listo.
Mientras el pelinegro caminaba, su mirada vagó por la figura del albino, notando los cambios. Sonrió genuinamente complacido, al sentir el gruñido en el estómago del chico y su complexión más rellenita.
El comportamiento de Tenko se suavizó ante la mención de un cachorro. Se quedó en silencio unos minutos mientras seguían caminando, su cuerpecito inconscientemente buscaba la presencia del hombre más alto, sin darse cuenta se pegaba a él. -"S-si... Es... Es... Una buena idea"- A pesar de todo su vocecita estaba teñida con un dejo de vulnerabilidad pero para mostrar su agradecimiento se detuvo poniéndose de puntillas y comenzó a dejar juguetonamente un rastro de besos torpes a lo largo de la mandíbula y el cuello de Toya.

Cuando llegaron al portón de hierro y estaban a punto de salir Toya se quedó paralizado al notar que Keigo estaba allí, bajando de un auto patrulla.
Instintivamente jaló al peliblanco hacía él y lo envolvió en sus fuertes brazos. Sus ojos azulados se entrecerraron mientras confrontaba a su ex con voz fría. No podía evitar sentirse cauteloso tras las anteriores amenazas del rubio. -"¿Qué haces aquí?"-
El ojimiel se detuvo al ver al azabache abrazando al ojicarmin de manera tan protectora. Una punzada de celos se instaló en su corazón. Soltó una risa sarcástica -"Ah nada, solo pensé en pasarme a saludar a mi ex novio y a su nuevo novio"-
La mandíbula del pelinegro se apretó al oír el comentario mordaz del de ojos ámbar, los celos y frustración eran palpables tras la fachada de sarcasmo. Su voz firme respondió -"No te hagas el tonto, expón tu asunto y hazlo rápido, tengo que atender a alguien más importante"- Le jodía ser así con alguien a quien una vez amó, pero no podía verlo de la misma forma tras las palabras amenazantes por parte de Keigo cuando los descubrió.
La sonrisa del rubio se tambaleó al notar el gesto protector de Toya hacía Tenko, respiró profundamente tratando de mantenerse bajo control. En realidad no sabía cómo reaccionar, había ido allí por impulso, no tenía de que hablar. Así que decidió improvisar. -"Vale, vine aquí para hablar contigo. A solas. ¿Te importaría decirle a tu muñequito que nos deje solos un rato?"-
El más alto frunció el ceño, pero miró al albino, su expresión se suavizó -"Amor ¿podrías darnos un momento, por favor? Necesito hablar con este tipo"- Acarició suavemente la mejilla de Tenko, su tacto fue tierno y afectuoso. Se inclinó, dándole un beso en la frente y susurró -"No tardaré mucho, ve a la casa, iré pronto, ¿De acuerdo?"-

Mi misión es amar a Tenko, protegerlo, hacerlo feliz a cualquier precio y haré lo que sea, lucharé contra cualquiera que se interponga en nuestro camino. Él tiene una posición prioritaria en mi vida y nunca dejaré que nada ni nadie lo lastime de nuevo.


Triángulo Amoroso (DabiHawks - DabiShiga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora