𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 2

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La mañana siguiente llegó con un resplandeciente amanecer que iluminaba los tejados de la villa Targaryen, reflejando los primeros rayos del sol en las suaves colinas toscanas. La familia Targaryen se preparaba con entusiasmo para su primera excursión en su nuevo hogar. El plan era sencillo: explorar el centro de Florencia y hacer algunas compras para adaptar la villa a sus necesidades. Sin embargo, la vida, como a menudo sucede, tenía otros planes para ellos.

Rhaenyra, con una mezcla de alegría y preocupación materna, reunió a sus hijos alrededor de la entrada principal. "Recuerden, niños —dijo con suavidad, ajustando la bufanda de Aegon — manténganse cerca, Florencia es una ciudad grande y no queremos perdernos."

Daemon, siempre el protector pero también amante de la aventura, intentó aligerar el ambiente. "Estaremos bien — dijo con una sonrisa confiada — Solo necesitamos ser cuidadosos y disfrutar de nuestro día. Vamos —con esas palabras, la familia salió de la villa, dispuesta a enfrentar el bullicio de la ciudad."

El camino hacia el centro de Florencia era un espectáculo en sí mismo. Mientras avanzaban por las calles empedradas, la familia se maravillaba ante la majestuosa arquitectura renacentista que les rodeaba. Los antiguos palacios, con sus fachadas de piedra tallada y balcones floridos, se alzaban como testigos silenciosos de siglos de historia. Las cúpulas y campanarios de las iglesias dominaban el horizonte, y los mercados callejeros vibraban con una energía colorida y envolvente.

"Baela, mira esos puestos de flores — exclamó Rhaena, con los ojos brillando de emoción."

"Sí — respondió Baela con igual entusiasmo —y huelen tan bien. Quizás podamos llevar algunas a casa."

"Vamos a la plaza principal primero — sugirió Jacaerys, siempre el líder natural entre sus hermanos — Quiero ver la catedral de Santa Maria del Fiore."

"Buena idea, Jace — respondió Lucerys, quien rara vez se quedaba atrás cuando se trataba de aventuras — Estoy seguro de que nos encantará."

El grupo se movía con un ritmo pausado pero constante, disfrutando del ambiente único que solo una ciudad como Florencia podía ofrecer. El aire estaba impregnado de los aromas de la panadería cercana, mezclados con el perfume de las flores y el inconfundible aroma a café que emanaba de las cafeterías en cada esquina.

A mitad de camino, una tienda de artesanías llamó la atención de la familia. Las vitrinas estaban llenas de objetos exquisitos, cada uno contando su propia historia a través de colores, texturas y formas. Rhaenyra, con un ojo siempre atento al detalle, se detuvo y sugirió que entraran.

"Estos jarrones son preciosos — comentó mientras acariciaba con suavidad uno de los delicados objetos de cerámica — creo que uno de estos quedaría perfecto en la sala principal."

Realeza Moderna: La Familia TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora