𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 5

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Era una tranquila tarde de lunes en Florencia, y la familia Targaryen estaba disfrutando de la paz de su nuevo hogar. La luz dorada del atardecer bañaba el salón, creando un ambiente acogedor y sereno. Rhaenyra se encontraba en la sala de estar, cómodamente instalada en un sillón junto a la ventana, absorta en la lectura de un libro. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, complementando la sensación de calma que invadía la casa. Mientras tanto, Daemon jugaba en el jardín con los niños más pequeños, su risa y la de Viserys y Visenya se mezclaban con la suave brisa veraniega, creando una melodía de alegría y relajación.

De repente, el sonido del teléfono de Rhaenyra rompió la tranquilidad del momento, interrumpiendo la paz que había estado disfrutando. Al ver el nombre de su hermano Aegon en la pantalla, sintió una punzada de sorpresa. No era común que él la llamara sin previo aviso, especialmente considerando que no mantenían una comunicación constante como antes por culpa de Alicent y Otto. Su corazón dio un pequeño brinco mientras se preguntaba qué podría estar sucediendo.

"Aegon, qué sorpresa — dijo mientras contestaba el teléfono, tratando de mantener un tono alegre, aunque su mente estaba en alerta — ¿Todo está bien?"

Aegon, con una voz inusualmente seria, respondió: "Rhaenyra, necesito hablar contigo. Acabo de llegar a Florencia —había un tono de urgencia en sus palabras que no pasó desapercibido — ¿Puedes encontrarte conmigo en algún lugar privado? Hay algo importante que quiero discutir contigo."

Rhaenyra notó la preocupación en la voz de su hermano, algo que no solía ser característico en él. La sensación de inquietud creció en su pecho.

"Claro, Aegon. Podemos encontrarnos en un café que está cerca de donde vivo — sugirió mientras buscaba rápidamente en su teléfono la dirección del lugar — Te mando la dirección por mensaje. ¿Te parece bien?"

Aegon, aliviado, respondió: "Perfecto. Estaré allí en una hora. Gracias, Rhaenyra."

Intrigada y algo preocupada, Rhaenyra se preparó rápidamente para la reunión. Le informó a Daemon sobre la llamada, quien levantó una ceja con curiosidad, pero entendió la necesidad de privacidad entre los hermanos.

Daemon: "Espero que todo esté bien — dijo con una expresión de preocupación — Llámame si necesitas algo."

Rhaenyra, intentando calmar los nervios, respondió con una sonrisa. "Lo haré. Gracias, amor."

Al llegar al café, Rhaenyra se adelantó y tomó una mesa en un rincón apartado, tratando de mantener el ambiente lo más privado posible. El café era pequeño pero acogedor, con una decoración sencilla y cálida que contrastaba con el peso de la situación. Poco después, Aegon llegó, luciendo visiblemente estresado. Su presencia en el café parecía desentonar con el entorno tranquilo, y al sentarse frente a Rhaenyra, su rostro reflejaba una mezcla de agotamiento y desesperación.

Realeza Moderna: La Familia TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora