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Hyukjae




Estábamos sentados en los sofás, cenando pizza, cuando noté la formna
en que Jeongin comenzó a inquietarse. Su expresión me hizo suponer que diría algo para volver a molestar a Christopher. Durante las
ultimas semanas desde Navidad, mi hermano mayor había estado sorprendentemente
contenido, tal vez como un favor a Donghae, pero estaba destinado a terminar.

Estaba embotellando lo que sea que lo molestaba, probablemente Hyunjin.

Jeongin finalmente se sentó y contempló a Christopher.

-¿Por qué no me dices dónde está oculta nuestra madre?

Donghae se puso rígido a mi lado, su mano con el pedazo de pizza flotando
rente a sus labios abiertos. El, como el resto de nosotros, se volvió hacia Christopher.

Su expresión era preocupante, su boca se retorcía cruelmente, sus ojos esplandecían con la ira desenfrenada que lo había consumido casi a diario en el pasado.

Zhoumi clavó su codo en el costado de Jeongin.

-Cállate.

-No- dijo Jeongin-. Quiero saber.

-No importa dónde está. Bien podría estar en el infierno por todo lo que nos concierne - -gruñó Christopher.

Jeongin decidió ignorar el tono de advertencia de mi hermano. Este niño había
probado nuestra paciencia toda nuestra vida, pero esta vez realmente debería saber
cuándo parar.

-¿Por qué no podemos visitarla? Tengo derecho a conocerla. También es mi madre. Quiero llegar a conocerla.

Christopher se puso de pie, su cuerpo temblando.

-Es la mujer que intentó matarte a ti y al resto de nosotros. ¿Es alguien a quien quieres conocer?

-Quizás cambió. ¿Quizás podrían haber curado lo que sea que estaba mal con ella?

-Lo único malo con ella es que es una psicótica perra asesina. No merece tomar otro maldito aliento- gruñó Christopher.

-Eso fue hace mucho tiempo- dijo Jeongin en voz baja-. Tal vez cambió.

-Es una maldita perra loca que quiere vernos a todos muertos porque somos
hijos de nuestro jodido padre. Para ella, somos la encarnación del mal, Jeongin,
cuándo te lo meterás en la puta cabeza?

Zhoumi no dijo nada, solo se quedó mirando con una expresión oscura su teléfono.

Agarré el antebrazo de Christopher y apreté fuerte. Cuando me fulminó con la mirada, le dije:

-Siéntate, Chris.

Donghae estaba observando todo con los ojos muy abiertos y preocupados.
Christopher me sacudió de encima y se dirigió hacia el saco de boxeo.

Me volví hacia mi hermano menor, suspirando.

-Innie, no es la madre que estás esperando que sea. Cualquier cosa que estés esperando encontrar en ella, no lo harás, créeme.

Las palabras se sintieron pesadas en mi lengua. Hablar de nuestra madre nunca era fácil para mí. La mayoría de las veces, intentaba olvidar que ella existía... todavía existía ahora debido a mi debilidad y la de Christopher.

Christopher comenzó a patear y golpear la bolsa, golpes duros y enojados que
lenaron cada momento de silencio.

-Ella también fue una víctima, ¿no?- dijo Jeongin en voz baja-. Tuvo que casarse con nuestro padre y soportar su crueldad.

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