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Hyukjae










Estábamos de camino a casa después de cuatro días en la carretera y sin un
rastro de nuestra madre.

-Nuestros esposos e hijos nos necesitan -dije nuevamente, porque Christopher estaba peligrosamente silencioso desde que lo había convencido de que regresara a la mansión por unos días. Agregué:- No tenemos ni una pista, Chris. Quiero que se vaya tanto como tú, pero no podemos pasar cada segundo persiguiéndola, no como en el pasado.

-Cada momento que está ahí fuera es un momento en el que puede arruinar
todo. La conoces.

-Yo... -El sonido de mi teléfono me impidió decir más. Era el número de Donghae. Contesté de inmediato- ¿Pasó algo?

-Hola, Hyukkie -dijo una mujer y me tomó un momento reconocer la voz y mi
interior se congeló-. Sé que no hemos hablado en mucho tiempo, pero solo te
llamo para decirte que tenemos a tu Donghae y su bebé. No sé si te importa, pero creo
que tal vez sí, así que si quieres verlo vivo, Channie y tú regresarán a casa ahora mismo.

Christopher desaceleró el auto, observando mi expresión.

-¿Hyuk?

La voz de mi madre sonó tranquila:

-Dile a Channie que Donghae y el bebé están cubiertos de gasolina y si él no se
comporta, tendré que dejarlos arder. Les estaremos esperando.

Colgó y solo pude quedarme mirando a mi celular. Imágenes del pasado, de
llamas hambrientas devorándose las cortinas, se deslizaron por mi mente, seguidas
de la horrible comprensión de que hoy podría no ser yo quien ardiera en llamas, sino
peor, Donghae y Seungmin.

-Hyuk, di algo.

-Nuestra madre tiene a Hae y Minnie. Los matará si no volvemos a casa.

El teléfono de Christopher sonó y contestó, diciendo de inmediato:

-Jungsu, ¿qué carajo está pasando? -Mi hermano cerró los ojos, con el pecho agitado-. Lleva a Hyunjin y a los gemelos a la habitación de pánico en tu mansión si tienes tiempo. Tal vez nuestra madre no sabe de ellos-. Christopher asintió- Déjalos entrar. No te arriesgues a que lastime a Hae o Minnie.

Christopher abrió los ojos y me miró. Todavía estaba aferrando mi teléfono en mi
mano.

-Tenemos que salvarlos -dije con voz áspera- Ayúdame a salvarlos.

Christopher agarró mi nunca y me abrazó.

-Nunca tendrías que pedirme algo así. Nunca. Los salvaremos, y si alguien termina en llamas hoy, seremos nosotros. -Retrocedió entonces, con los ojos duros-. Sé que es mucho pedir ahora, pero controla tus emociones lo más que
puedas. Si queremos salvarlos, necesito que seas el asesino sociópata, no el esposo o
padre, ¿entendido?

Asentí.

-Los mataré a todos.

-Tú y yo lo haremos. -Apretó el acelerador y nos llevó de vuelta a casa.







🎹










Las puertas se abrieron y en el camino de entrada, encontramos tres autos que
no pertenecían allí. Dos hombres resguardaban frente a la entrada. Los reconocí de
inmediato como Suho, el hermano mayor de Sehun, y junto a él otro de los antiguos perros falderos de nuestro padre.

Christopher y yo salimos, y Suho nos apuntó con su arma con una amplia sonrisa.

-El viento ha cambiado, ¿no?

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