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Hyukjae





Había pasado una semana desde que descubrimos que uno de los ductos de Donghae estaba bloqueado. Podía ser resultado
de la violación o de una enfermedad de transmisión sexual no
tratada. Siempre había usado condones con las mujeres y hombres con los que había estado en
el pasado y había hecho una prueba antes de comenzar a tener relaciones sexuales
con Dinghae.

Después de la conmoción inicial, Donghae pareció estar bien, ya que había
vuelto a ser el encargado de la casa.

Estaba inclinado en el marco de la puerta y lo veía cocinar un lote de galletas
de plátano para niños pequeños sin azúcar que Hyunjin había aprobado.

Se congeló con una galleta contra su boca cuando me vio. Con una sonrisa,
dio un mordisco, luego se dirigió hacia mí y levantó la galleta. Tomé un bocado a
pesar de mi disgusto por todas las cosas dulces.

-¿Qué piensas?

-No está mal.

Donghae frunció los labios.

-No son muy dulces. Los plátanos son el único edulcorante que utilicé.

-Estoy seguro que Hyunjin apreciará el esfuerzo.

Donghae tomo otro bocado y luego se encogió de hombros.

-Me gustan.

Lo agarré por la muñeca suavemente, haciendo que me diera una mirada exasperada.

-Hyuk, estoy bien, honestamente. Al principio fue difícil, saber que es mi culpa.

-No es tu culpa- gruñí.

-Que la causa yace en mi cuerpo -se corrigió-. Pero podría haber sido peor. Es solo un ducto bloqueado. Podrían haber sido ambas cosas o algo más que habría hecho que concebir sea naturalmente imposible, pero tal como está, aún
podría funcionar sin ninguna ayuda adicional.

-Si le damos tiempo- le dije.

-Sí, y estoy intentando ser paciente. Estoy en buen camino, y tal vez funcione en unos meses o años, y si no...

-Funcionará.

El asintió.

-Estoy aliviado de que finalmente sepamos qué es. El no saber fue peor que el diagnóstico.

Acerqué su muñeca a mi boca y presioné un beso en su pulso.

-Sabes, estaba pensando en hacerme un tatuaje allí. Tu nombre.

Me congelé con mis labios contra su piel suave, mi mirada encontrándose con sus ojos amables.

-Es un lugar muy tierno, muy doloroso.

-Está bien. Sé que tendrás cuidado.

-No quiero causarte dolor. No lo haré.

-Entonces deja que tu tatuador lo haga, el que te hizo partes de los tatuajes en tu espalda.

-No -dije con firmeza-. No permitiré que nadie te ponga la mano encima, que te lastime. Tendría que matarlo.

Las cejas de Donghae se fruncieron.

-Eso es un poco extremo.

-No dejaré que nadie te cause dolor.

Me miró fijamente.

-Quiero ese tatuaje. Es mi elección. Con mucho gusto soportaré el dolor.

-Déjame pensar en un diseño, algo hermoso-. Dije en voz baja.

Dark Melody Donde viven las historias. Descúbrelo ahora