KAPSOURA

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Jungkook estacionó su motocicleta con elegancia frente a un establecimiento que frecuentaba en raras ocasiones, pero siempre en momentos de agitación interna. Cada vez que sentía que su mundo estaba al borde de la explosión, solo recurría a ese lugar, como si la mera presencia del edificio pudiera calmar las tormentas que rugían en su interior. Sin embargo, era consciente de que esas visitas solitarias eran una rareza, ya que nunca antes había compartido ese espacio con Yoongi, su inseparable compañero.

Sentado frente al cristal, observaba en silencio a las personas apresuradas que transitaban por la acera, cargadas con portafolios que delataban un trabajo inacabado. Para él, aquel espectáculo era digno de estudio, una reflexión sobre por qué se aferraba a la rutina sin dejar espacio para nuevas experiencias.

—Ya hemos llegado—anunció el azabache al quitarse el casco, rompiendo el silencio que había reinado durante el trayecto.

—¿Es un café?— inquirió curioso

—Y mi favorito—respondió el azabache con orgullo, extendiéndole la mano. —¿Entramos juntos?

Jimin asintió y cruzaron juntos la puerta, entrelazando sus manos. No habían intercambiado palabras en todo el trayecto, desde que el azabache le había confesado su deseo de ser una prioridad en su vida. Aquella dualidad de sentimientos, entre el amigo leal y el chico que le hacía sentir mariposas en el estómago, confundían y emocionaban por igual. En tan poco tiempo, había desarrollado un extraño y fuerte afecto por Jungkook, y comenzaba a cuestionarse la naturaleza de esos sentimientos.

El local al que ingresaron exhibía un estilo vintage y evocador, transportando a Jimin a otra época. Comprendió de inmediato por qué aquel lugar era el favorito de su novio: Jungkook era un amante de los detalles refinados y cuidados.

—Es hermoso—susurró el rubio, admirando el ambiente con asombro.

—Lo descubrí un día cuando intentaba perderme en las calles— bromeó Jungkook, con un dejo de melancolía en su voz.

Jimin arqueó una ceja. —¿Perderse?

—A veces, solo necesitas dejarlo todo atrás y escapar hacia la libertad de un aire fresc— respondió Jungkook con calma, levantándose de su asiento—Espera aquí, iré a hacer el pedido.

Mientras observaba de cerca a su compañero, Jimin se trasladó en el tiempo a aquel momento decisivo en el que había aceptado salir con él, y se dejó llevar por la magia de un romance incipiente.

2 MESES ANTES

Como era habitual, Jungkook acompañaba a Jimin de regreso a casa. Era una escena que se repetía con frecuencia: ambos se tomaban de la mano y se lanzaban miradas coquetas. Sin embargo, ese día algo se sentía diferente, Jimin parecía nervioso.

—He notado tu nerviosismo desde la mañana, pero no quise mencionarlo delante de los demás...— el azabache dejó de caminar.

Jimin lo miró fijamente a los ojos y confesó:

—He estado pensando... ya no quiero que nos comportemos como si fuéramos novios, solamente tomándonos de la mano y lanzándonos miradas coquetas.

Jungkook se quedó perplejo.

—Perdón... pensé que todo estaba bien entre nosotros, creí que realmente nos gustábamos. Pero tal vez me equivoqué y ahora ya no deseas estar conmigo— el pobre joven se llenó de inseguridades en ese instante.

—No es eso—suspiró Jimin—. Yo esperaba que dieras el primer paso, que me pidieras formalmente salir. Pero veo que no tienes intenciones de hacerlo, lo cual me hace sentir inseguro. Siento que no deseas dar otro paso más allá de lo informal— confesó lo que lo había estado atormentando.

JUNG Vmin/KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora