KAIMÓS

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Al llegar al establecimiento, Jhope estacionó su auto de forma apresurada y entró con determinación, solo para encontrarse con un castaño adormilado recostado sobre la barra. Se acercó a él y le palmeó suavemente la espalda.

— Despierta, amigo —exclamó Hobi intentando sacudir al castaño—. No creo que pueda cargarte, ¡tus músculos son enormes!

Con un ceño fruncido, Tae despertó aún bajo los efectos del alcohol.

— ¿Qué haces aquí? —comenzó a reírse—no me digas qué...¿Quieres ser mi nuevo amigo? —sus ojos, antes penetrantes, ahora reflejaban melancolía.

— Pareces un niño ebrio —bromeó el pelirrojo

— ¿No quieres ser mi amigo? —hizo un puchero tierno—. ¡Por favor, quiereme! Prometo portarme bien, protegerte y cuidarte. Pero no me dejes... —sus palabras, cargadas de emotividad, parecían dirigidas a un pequeño rubio.

Jhope, confundido por la actitud sensible y ebria de Tae, se acercó suavemente.

— ¿Qué te sucede? ¿Qué te lastima? —preguntó con delicadeza.

Tae alzó la mirada, trasmitiendo con sus ojos una profunda sensación de pérdida.

— Su ausencia —murmuró, dejando escapar algunas lágrimas. A pesar del alcohol, el sentimiento de amargura persistía en él.

Jhope solo negó con la cabeza y ayudó al castaño a levantarse para salir.

— Vámonos —dijo, subiéndolo al asiento del copiloto y abrochándole el cinturón. Al observar los párpados hinchados de Tae y la tristeza palpable que lo envolvía, se inclinó hacia él.

— Cuando seas poderoso, nadie podrá herir tus sentimientos —le dijo con un brillo especial en los ojos, esbozando una sutil sonrisa antes de subir al auto y encenderlo.

Jhope tenía una certeza: el castaño era un hombre extraordinario, de un valor inmenso. Desde el día en que lo vio competir en Seúl, se aferró a él con la determinación de no dejarlo ir.

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MÁS TARDE ESE MISMO DÍA EN LAS VEGAS

Un dolor punzante en la sien despertó a Tae con un sobresalto. Desorientado, miró a su alrededor y se dio cuenta de que no estaba en su departamento. El mareo lo invadió al intentar levantarse bruscamente, obligándolo a llevarse las manos a la cabeza con un gemido.

En ese momento, Hobi entró en la habitación con un suero y unas pastillas en mano. Su rostro serio reflejaba cierta preocupación.

—Espero hayas descansado lo suficiente, porque tus entrenamientos no han terminado aún—dijo con severidad.

El castaño, aún aturdido, se disculpó:

—Lo siento, no lo he olvidado.

—Pues cuando te fui a buscar al bar, no parecías muy consciente de que tenías entrenamiento hoy—respondió Hobi, entregándole el suero—. Bebe esto y toma la pastilla.

El castaño bajó la mirada, avergonzado.

—Siento causarte problemas—murmuró.

Hobi se sentó a su lado, con un suspiro.

—Está bien—dijo—. Soy un hombre independiente, pero si necesitas compañía, no dudes en contarme. Es mejor que estar solo.—Le palmeó el hombro—. Y termina eso para ir a almorzar.

Salió de la habitación, dejando a Taehyung sumido en sus pensamientos.

Con un gesto automático, Taehyung tomó su teléfono y lo encendió. Al ver el mensaje de Jimin, una ola de decepción lo inundó. No sabía qué responder, y por primera vez, decidió ignorarlo. Apagó el teléfono y se dirigió al baño para tomar una ducha, intentando despejar su mente.

JUNG Vmin/KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora