Capítulo 19: Besala.

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Sha la la la la la ¿qué pasó?
Él no se atrevió y no la besará
Sha la la la la qué horror
Qué lástima me da ya que la perderá

Bésala / feat. Lester Ciarreta Hernandez, Carla Medina & Leo Novoa

El camino a casa fue un poco más incómodo, yo iba pensando en lo que ella me acababa de decir y ella, concentrada en el camino, como si algo le hubiera molestado.

Llegamos al departamento, la lluvia ya había parado, ella aparca enfrente del edificio y me sorprende cuando baja del coche y me va a abrir la puerta para que haga lo mismo.

-Entonces nos vemos mañana en el hospital –le digo, cuando nos paramos enfrente de la entrada.

-En realidad voy a subir contigo –yo la veo sorprendida -Bea me invitó a comer panqueques, que no están quemados, y me muero por probarlos –yo hago una mueca extraña ante su comentario y ella solo ríe.

-Oye los míos no estaban tan mal.

-Pero debemos aceptar que la concina, lo tuyo lo tuyo, no es.

-Ni como defenderme –le digo yo y ella se comienza a reír - ¿subimos? –asiente y por instinto toma mi mano, sé que entrar aquí es difícil para ella, pero sé que su amor a mi sobrina, puede más que eso.

Cuando entramos al departamento, todo está en silencio, las luces están apagadas, solo una pequeña luz se cuela desde la sala.

-Esto es muy extraño –me dice Mer en un susurro, mientras estamos paradas todavía en la puerta.

- ¿Por qué susurras?

-Porque lo hace más misterioso todo, que tal que se quedaron dormidos y los despertamos –me dice de forma inocente, yo entro, poniendo mi bolso en la mesa.

-Achu -escucho un estornudó detrás de mi.

-Salud - le digo a Mer, al parecer el polvo de la remodelación, hizo que su alergia se activara.

Cuando me contesta, se escuchan unos pasos, que vienen desde la cocina.

-Mamá Mer, viniste –le dice Bea, cuando se da cuenta de nuestra presencia y corre hacia los brazos de la rubia.

-Claro que si mi niña, no me podría perder esos deliciosos panqueques.

-Vengan, por aquí –nos dice, cuando Mer la deja en el suelo, ella toma nuestras manos y nos guía hacia la sala.

Hay unas pequeñas velas, que adornan la mesa de centro, algunas almohadas y mantas en el suelo y sobre la mesa dos platos y una charola tapada, esto es muy raro.

- ¿Qué tramas, pequeño piojo?

-Nada, nada –me dice mientras alza sus brazos –mi papito, mi amiga y yo les preparamos de comer – me dice con una sonrisa, revelando los panqueques que están en la charola –así que tomen asiento, aquí –primero sienta a Mer en uno de los cojines –y aquí -toma mi mano y me sienta a mí, en otro cojín, en el suelo, genial.

-Algo trama –me dice Mer en un susurro, mientras vemos como Bea se acerca a la televisión.

-Si –le contesto yo.

De un momento a otro se comenzó a escuchar una de las canciones favoritas de Bea, cuando volteo hacia la tele, puedo ver una de las escenas de la sirenita.

-Ahora coman –nos dice a las dos –y hagan lo que dice la canción – se acerca a mí y me susurra – bésala –y sale corriendo a la cocina, donde supongo esta mi hermano y la otra niña.

Volteo hacia la mesa y veo como Mer comienza a servir los panques, en los platos que hay ahí, sin decir nada, me pone uno de ellos en mis piernas, mientras le vierte miel de maple y le pone unas fresas, justo como me gusta y ella se sirve otro plato, solo colocándole miel.

-Come, que se va a enfriar –me dice ella, con una sonrisa, yo comienzo a comer –falto la leche – murmura, con la boca llena –están muy deliciosos.

-Bea será una gran chef – le respondo yo y ella solo asiente, se ve muy tierna, comiendo feliz, como si de una niña pequeña se tártara y viendo su película favorita en la televisión.

-Te diste cuenta del plan malvado, de esos tres – me dice ella.

-Sí, son muy ocurrentes – le respondo yo –están muy buenos, pero creo que terminare detestándolos, desde que llegaron, no paramos de comer esto.

-La hace feliz –me dice ella –lo estas logrando Addie, sé que este mes ha sido complicado para ti, pero ver a esa niña feliz, demuestra que estás haciendo un gran trabajo –yo le doy una sonrisa tímida – estoy muy orgullosa de ti.

-Pero aun así te quieres divorciar –le suelto, sin pensar en mis palabras, ella solo suspira, frustrada.

-Qué manera de arruinar un momento tierno, Addison –me contesta ella –ya te expliqué porque lo quiero hacer.

-Perdón, pero todavía no logro procesar del todo tu decisión.

-Mira – me dice –mejor come, que se va enfriar.

Me dice, dando otra mordida a su comida, ninguna de las dos dijo nada.

-Tienes – me dice ella, señalando mi boca, yo intento quitar las migajas de pan de mis labios, pero ella acerca su dedo, limpiando de forma delicada, todo rastro de pan que había –listo.

Yo miro sus labios, y ella no quita su mano de los míos, poco a poco nos vamos acercando, hasta que nuestros labios chocan entre ellos, mi boca se abre, comenzando un beso lento, ella no se aleja, al contrario, toma mi cintura, profundizando el beso, extrañaba esto, desde ese día en el hospital, no había pasado nada entre nosotras, hasta hoy, realmente extrañaba sus besos.

–Te extrañaba –me susurra ella, continuando con lo que estaba haciendo, hasta que escuchamos ruidos y nos separamos de forma rápida, volteando hacia la cocina.

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Hola, Shala la la la... espero les guste este nuevo capítulo, si es asi denle estrellita y comenten. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠).

No merezco volver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora