Capítulo 42: Espacio personal.

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Salí del hospital de forma apresurada, ya estaba oscureciendo, aparte de que era noche buena e iba a ver mucho tráfico, llevaba conmigo a la pequeña gatita, que solo ronroneaba, lo que deduje era, porque tenía hambre.

Pare en una tienda tipo, supermercado, a comprar comida rápida y comida para la pequeña, y de ahí me fui directo al departamento de Mer.

Tenía bastantes llamadas perdidas de mi hermano, pero estaba tan enojada con él, que no quería contestarle, él le había dicho a Meredith sobre su hermana y eso no era justo.

Cuando llego, toco la puerta, ya que tenía llave de ahí, pero no quería asustarla, después de tres toques, escuche como alguien se acercaba a la puerta, y después, esta se abrió lentamente.

-Amor –me dice sorprendida –viniste.

-Y traje comida –le digo alzando una de las bolsas que cargo.

Ella me ve con sus ojitos iluminados, esta tapada con una gran cobija, y se da la vuelta, como si fuera Elsa de Frozen y se va al sillón, dejándome ahí parada.

- ¿No vas a entrar? –me dice desde su refugio.

-Si –le digo, entrando al departamento y cerrando la puerta detrás de mí –solo que no esperaba este recibimiento.

-Perdón, es que estoy muy cansada, Addie, pero me da gusto que estés aquí.

-Hay mi niña –dejo las cosas sobre la mesa del comedor y saco con delicadeza a la gatita –te traje tu regalo de navidad.

Ella estira sus manos, como una niña que desea recibir un juguete nuevo.

- ¿Qué es? –pregunta con curiosidad.

-Averígualo por ti misma –le acerco a la gatita, a su regazo y ella quita la cobija, descubriendo a su nueva mascota.

-Es un gatito –me dice con lágrimas en los ojos y yo asiento –gracias Addie, es el mejor regalo que me han dado.

-Es una gatita, necesitas ponerle nombre.

Ella se descubre y se incorpora en el asiento, alzando a la gatita, como lo hizo su hermana, anteriormente.

-Mmmm... ¿Cómo quieres llamarte? –le dice, como si la gatita le fuera a contestar.

Se escuchan solo ronroneos y un delicado Miau.

-Mia –dice ella emocionada –se va a llamar Mia.

-Así se llamaba mi ex novia –le recuerdo yo.

-Pero ella eligió su nombre –me dice con un puchero.

-Está bien –me acerco a ella –ahora, préstamela, necesita  comer y tu también –le toco su nariz con delicadeza y ella me da a la gatita.

-Gracias Addie.

-No tienes que agradecer.

Yo le doy de comer a Mia, mientras le muestro a Mer las cosas que compre para nuestra hija, como me dijo ella, y después nos pusimos a comer.

- ¿Cómo te sientes? –le pregunto, mientras yo como, sentada en el sueño, recargada del sillón, donde ella se encuentra.

-Como si un carro me hubiera pasado por encima, hace mucho no tenía un ataque de asma y no recordaba lo mal que se siente la recuperación.

-Hay amor, me hubiera gustado estar ahí, para protegerte.

-Tranquila Addie que yo estoy bien, Alex y Richard me auxiliaron y gracias a ti, y tu bolsa de mary poppins, yo estoy bien, claro, todavía no comprendo muchas cosas, de lo que paso, pero voy a estar bien –me da una sonrisa sincera.

No merezco volver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora