Capitulo 51: La madre inperfecta

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Meredith:

Un mes después:

-Cuidado, yo lo hago –me dice Addie llegando a mi lado y quitándome la pequeña caja que tengo en mis manos.

-Yo la puedo llevar –me quejo.

Había pasado un mes, desde que Addison salió del hospital, ella y Bea ya estaban bien, les habían quitado el yeso, y sus heridas habían sanado de forma adecuada.

Hace unas horas, me habían hecho la inseminación, y tendríamos que esperar 15 días, para saber el resultado, por lo que ahora me encontraba ayudando a Addison en la clínica, mientras ella evitaba que hiciera cualquier cosa, por mínima que fuera, por miedo a que algo pueda pasarme.

-Esta pesada Mer.

-No pesa, Addie, acepte ayudarte, porque sé que tu sola no puedes con todo esto –digo, señalando las múltiples cajas que estaban regadas en la bodega de la clínica -pero si sigues evitando que realice mi trabajo, voy a irme por un café, antes de seguir ayudándote.

-Solo, no quiero que te pase nada –dice ella murmurando.

-Voy a estar bien, Addie, nada me va a pasar, mira mejor tu carga las cajas y yo realizo el conteo.

Ella me pasa la tabla, donde anotaba los productos que había en la bodega, un poco más convencida.

Desde el accidente, su miedo a que algo suceda, se había intensificado, cuando caminaba por la calle, tenía que verificar que nadie la siguiera y que ningún carro cruzara, y si había carros estacionados, le daba la vuelta o esperaba hasta que se fueran.

En las noches, le hablaba unas tres veces a su hermano, para verificar que Beatriz estaba bien y en su cama, y conmigo, me hablaba o buscaba en cuanto no sabía mi paradero, también cuando salía sin ella, me pedía que le avisara en donde estaba, y si alguien me seguía.

Seguía yendo a la terapia, pero a las clases en el parque, ya no regreso.

Unas horas después

- ¿Te acuerdas cuando le buscaba forma de animales extraños a las nubes? –dice Addie, mirando al cielo.

Estábamos sentadas en una de las bancas, de afuera del hospital, comiendo papitas y platicando, habíamos salido a distraernos un rato, de tantas cajas y números, que había en la clínica.

-Cómo olvidar a Perry el ornitorrinco, que parecía más un gallo.

-Oye, eso no es cierto –me da un pequeño golpe en mi hombro y yo rio.

- ¿Crees que seré una buena madre? –me dice, recargando su cabeza, en mi hombro.

-Serás la mejor, mi Addie.

-Sabes, a veces me pregunto, si como madre, seré igual que la mía, y eso me aterra –me dice, con sus ojos vidriosos, y eso que la hormonal soy yo.

-Tu nunca serás como tu madre, Addie, ella no supo valorar a las personas que tenía como hijos, no se preocupó por ustedes, pero tú eres lo contrario a ella, le estas organizando una gran sorpresa a tu sobrina por su cumpleaños, a mí me cuidas, como si fuera una muñeca de porcelana, que se puede romper, eso lo hace una madre.

Su madre había sido muy cruel con ella, recuerdo que cuando supimos que ella se acostaba con su mano derecha de toda la vida y mejor amiga, Addison se cuestionaba cada rato, porque, si su madre era lesbiana, a ella la rechazaba, por el mismo motivo.

Después, cuando su entonces esposa, enfermo, había obligado a mi novia, que era residente en ese momento, a operarla, y cuando un error, que nada tuvo que ver con Addie, termino con la vida de la señora, ella culpo a mi pelirroja, y después se suicidó, siendo encontrada horas después, por su hija.

Por eso, cuando su padre murió en sus brazos, sé que esos recuerdos regresaron a su mente, y fue como si hubiera revivido esa escena otra vez.

-Gracias, por confiar en mí, a pesar de ser un desastre –me dice, tocando mi vientre plano.

-Eres el desastre más hermoso, que he visto en mi vida.

-Seremos unas madres increíbles –dice ella, más calmada.

-Aunque tu hermano, no creo que opine lo mismo.

Ya que, cada que Bea esta con nosotras, le pasa algo, o se pierde, o nos olvidamos de ella, o la atropellan o se enferma.

-En eso, sí que tienes razón.

Ambas soltamos una risa, que inunda nuestra pequeña burbuja de amor.

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Hola, espero les guste este nuevo capítulo, si es asi denle estrellita y comenten. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠).

No merezco volver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora