xiv. only mine

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capítulo catorce

capítulo catorce

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Viserra y Aemond caminaron por los pasillos de la fortaleza mientras miraban a Jaehaerys que corría por delantera de ellos con los brazos extendidos fingiendo ser un dragón, no era apropiado que un príncipe se comportará de esa forma, pero era un ...

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Viserra y Aemond caminaron por los pasillos de la fortaleza mientras miraban a Jaehaerys que corría por delantera de ellos con los brazos extendidos fingiendo ser un dragón, no era apropiado que un príncipe se comportará de esa forma, pero era un niño y su tía no tenía tal dureza en el corazón como para privarlo de los mejores momentos de su vida.
Viserra nunca podía negarle nada a un niño ya sean sus sobrinos o los niños de los orfanatos que visitaba.

—¿Hay reunión hoy del consejo? —Aemond le preguntó, luego de mirarla por un buen rato. El sol golpeaba su rostro y parecía etérea.

—Si —ella asintió— aunque será breve creo. Madre dice que aún hay muchas cosas que resolver, nuestra media hermana va a venir con toda su exótica familia.

Aemond se rió. Era raro que Viserra fuera cruel de forma consciente, antes, ella nunca habría llamado a sus sobrinos "exóticos", ni siquiera le gustaba que los llamarán bastardos porque ellos no tenían la culpa de aquello, pero desde aquél dia en Marcaderiva, ella no los había perdonado, quizás guardaba tanto rencor por ellos como él mismo.

Viserra no era malvada, tenía un alma pura. Tanto que podría fácilmente ser comparada con la propia doncella, era una princesa de pies a cabeza. Pero Aemond se alegro de despertar esa chispa en ella, esa parte oculta que demostraba que por su sangre también corría la de los Targaryen y no solo la de los Hightower que seguían fielmente a la fe, esa parte que estaba dispuesta a defenderlo solo a él.
Porque aunque Viserra era muchas veces privada de su propia voz en favor de cumplir con lo que se esperaba de ella, demostraba más con sus acciones, la forma en la que lo miraba, su cálida sonrisa y la forma en la que había reaccionado su cuerpo cuando el le beso el cuello aquella noche...

Aemond quería más. Siempre insatisfecho, siempre exigiendo más de lo que tenía y se le permitía, muchos dirían que era el hambre del segundo hijo, pero para él era solo lo que le correspondía.
Era propio que un Targaryen se casara con su hermana menor, era algo que los dioses valyrios habían decidió por el. Viserra era suya, nació para ser suya.

father forgive me | aemond targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora