xv. forgive me

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capítulo quince

capítulo quince

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Viserra acomodo la parte baja de su vestido blanco que caía suelto y luego volvió a acomodarla de nuevo

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Viserra acomodo la parte baja de su vestido blanco que caía suelto y luego volvió a acomodarla de nuevo. Estaba nerviosa y desesperada por llevarse la mano a la boca y arrancar la piel al rededor de sus uñas, pero a su abuelo le desagradaba particularmente que hiciera eso, así que jugó con cosas más simples, como las costuras de su vestido.

La Mano del Rey estaba sentado detrás de su escritorio mientras su nieta estaba un poco más alejada, sentada en un sillón cerca del fuego.
El único sonido que podía escucharse era el del pergamino cuando Ser Otto lo movía y las chispas que producía el fuego.

Alguien golpeó la puerta, interrumpiendo el incómodo silencio. Unas criadas entraron con bandejas y comida.

Otto Hightower se puso de pié, reunió los papeles y permitió que las criadas pusieran la mesa.

Viserra las miró en silencio. La puerta estaba abierta y ser Erryk se asomó brevemente para verificar que ella estuviera bien.

Cuando las criadas se fueron el silencio se instauró de nuevo y el olor a comida lleno la habitación.

La torre de la mano solía ser demasiado tranquila. Solo su abuelo vivía allí y antes su madre con él.

—Ven querida, cenemos.

Viserra se levantó y se acercó a su abuelo quien señaló la silla frente a el. El mismo volvió a tomar asiento y se sirvió una copa de vino.

—¿Bendecimos? —ella preguntó tímidamente.

Otto asintió solemnemente mientras cerraba los ojos. Viserra lo imitó y comenzó:

—Agradecemos la comida que está puesta hoy en nuestra mesa, bendecimos a las tiernas manos de las doncellas que trabajaron en ella y te pedimos encarecidamente, Madre, que lo bendigas y lo multipliques para que a ningún hijo tuyo le falte un plato de comida en su mesa. En el nombre de los siete, amén.

—Amén.

Luego de que su abuelo se sirviera, Viserra decidió hacerlo, puso jabalí en su plato con un poco de verduras y se lleno la copa con agua.

father forgive me | aemond targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora